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Los paras están combinando todas las formas de lucha

Luis Eduardo Garzón se toma una tregua en su aspiración presidencial“Los paras están combinando todas las formas de lucha”: Lucho Garzón."(...) el Congreso es como el chivo expiatorio de todo esto. La gran discusión debe estar en torno al narcotráfico, que ha permeado absolutamente todo: la guerra, el deporte, la política, la vida social, los códigos éticos..."

Luis Eduardo Garzón Lunes 28 de abril de 2008
Por: Hugo García Segura / Élber Gutiérrez Roa

El ex alcalde de Bogotá dice que no es el momento de pensar en intereses personales y propone reformas profundas como un Congreso unicameral y ampliar el período presidencial en lugar de la reelección. Garzón y sus aspiraciones presidenciales
Luis Eduardo Garzón no quiere ser candidato presidencial, al menos por ahora. Dice que la actual situación de crisis institucional que vive el país, con un Congreso deslegitimado por el escándalo de la parapolítica y las propuestas gubernamentales que buscan limitar el accionar de la Corte Suprema de Justicia, obliga a plantear reformas de fondo que cambien las costumbres políticas. Por eso, en entrevista con El Espectador, habló como ciudadano y no como aspirante, planteó los lineamientos de su propia reforma, dijo que lo mejor para el país es que el presidente Uribe no busque la reelección y expresó su temor por el actual escenario nacional que, según cree, es propicio para un golpe o un autogolpe de Estado.

¿Al fin, cuándo arranca su campaña presidencial?
Yo congelo toda aspiración política mientras no sienta que en este país cambian las reglas del juego. En las actuales condiciones me parece que es una complicidad con la deslegitimación de la política seguir haciendo y hablando como si no pasara nada. La política se rescata con reformas profundas, no con sillas vacías ni con umbrales.

¿Entre esas condiciones está el que el presidente Uribe defina si quiere o no otra reelección?
El Presidente tiene que liderar una gran reforma y para eso se requiere que tenga autoridad para hacerla; pero si insiste en la reelección, cualquier cosa que se plantee va a suponer que es en función de ella. Tampoco estoy de acuerdo con constituyentes. No se pueden estar haciendo constituciones cada 10 ó 15 años. En la misma Carta del 91, el artículo 374 establece cuatro mecanismos extraparlamentarios para reformarla, básicamente en el tema de la reforma política. Además, para que después no digan que uno le está diciendo no a la reelección para tener el camino libre, por eso congelo todas mis expectativas electorales.

¿Por qué no reelegir a Uribe?
El Presidente desinstitucionalizó el país con su primera reelección. Y si le camina a una segunda, va ha haber una hecatombe institucional. Aquí quieren seguir personalizando la política y desinstitucionalizando el Estado. Si bien la seguridad democrática avanza con indicadores importantes en relación con las Farc, también desinstitucionaliza terriblemente, porque todo vale para contener a las Farc. Además, se ha hecho una gran confrontación con la guerrilla, pero no con el narcotráfico.
Hay quienes dicen que la reforma política apunta a la reelección...
Ni más ni menos. Lo que está pasando con la silla vacía, y suficientes sillas vacías tenemos todos los días en el Congreso, apunta a la recomposición de la Comisión Primera del Senado.

¿Entonces por qué congelar la aspiración en este momento?
Porque quiero opinar con la libertad de no tener que estar diciendo que soy precandidato, sino como un ciudadano del común. La pregunta hoy no es quién es el candidato, sino para qué se es candidato. Además, al paso que vamos y con todo el descuadernamiento del Estado, en 2010 nos vamos a encontrar que de pronto aparece un cura, y nos veremos promoviendo a monseñor Castro.

Pero es inevitable verlo a usted como candidato...
Así me vean como candidato, lo cierto es que le estoy diciendo que si no hay cambios en las reglas políticas, no vale la pena seguir haciendo más de lo mismo. Y cuando digo congelo, miraré cuándo descongelo, o sea cuando vea cambios de fondo, no lo de la silla vacía y el umbral. Eso es una ‘chimbada’.

¿Y si Uribe sale al ruedo y confirma que quiere reelegirse?
En ese caso, estoy dispuesto a que miremos una candidatura que vaya mucho más allá de los partidos. Y si no soy yo, pues no soy yo. En estos momentos lo que el país necesita es generosidad, antes que pensar que la política gira alrededor de uno. En esta etapa me interesa más hablar sobre una reforma profunda para salir del atolladero.

¿Y cómo sería su reforma?
Yo planteo cinco temas: es evidente que necesitamos saber si en una república unitaria necesitamos dos cámaras legislativas; pienso que se requiere sólo una. Segundo, me parece clave plantear, antes que reelección, la ampliación del período presidencial, que puede ser de seis años. Tercero, el voto preferente se convirtió en una guerra civil entre los partidos y hay que eliminarlo. Cuarto, la financiación de campañas, que convierte el candidato en un producto de los negocios, legales o ilegales. Y quinto, tenemos que hacer campañas cortas y baratas.

¿Cómo ve el escándalo de la parapolítica?
No quiero justificarlo, pero el Congreso es como el chivo expiatorio de todo esto. La gran discusión debe estar en torno al narcotráfico, que ha permeado absolutamente todo: la guerra, el deporte, la política, la vida social, los códigos éticos...

¿El presidente Uribe no ha atacado el narcotráfico debidamente?
El Presidente se dedicó a una estrategia de comunicaciones y decomisos, y los demás temas no fueron agenda de primer orden. Siempre se habla de espacios comunes, de producción y consumo, pero no se ven grandes campañas internacionales, por ejemplo, contra aquellos que de una u otra manera le hacen la segunda al narcotráfico con sus paraísos fiscales.

¿Cómo ve la pelea entre el Presidente y la Corte Suprema?
Esa no es una pelea cualquiera, porque el que pierda queda desinstitucionalizado. Se trata de quién le dijo mentiras a quién. Por eso insisto en que las discusiones tienen que ser de fondo. Cuando uno tiene cáncer hay dos alternativas: o la eutanasia o la quimioterapia, y el Estado colombiano tiene cáncer y la ‘quimio’ tiene que ser sobre la base de tener la ilusión y la expectativa siempre de que vamos a superar este conflicto.
Cuando dice no a una constituyente, pareciera ir en contra de su partido, el Polo, que es el que está abanderando esa propuesta...

Yo opté porque el debate mío no sea con el Polo. El Polo debe tener mayor iniciativa porque da la impresión de que busca un consenso paralizante. Dice ‘revoquen al Presidente y hagamos constituyente’, y como ninguna de las dos cosas se va a dar en el corto plazo, entonces mantienen el statu quo. La discusión no está para esos debates y en 2010 debe haber un gran colectivo político, una candidatura supranacional que logre recuperar la confianza.

¿Y quién puede ser el gallo del Polo para esa candidatura?
Hay gente muy buena: Carlos Gaviria, Gustavo Petro, y yo no niego que quiero jugar también. Pero es que la discusión ya no es la consulta interna del Polo. Aquí pueden hacernos las reformas los ilegales de Itagüí o los de la selva y tenemos que reaccionar. Hay que hacer una gran convocatoria e ir más allá de las aspiraciones personales.

¿Sus diferencias con el Polo Democrático están superadas?
Creo que ellos están en la tónica de ‘Lucho con indiferencia’. El Polo debe entender que hoy tiene la posibilidad real de convertirse en algo más grande y tiene que actuar con más audacia política. Pero se quedó discutiendo cosas internas y poca gente le está ayudando a hacer la tarea.

¿Cómo ha visto hasta ahora a Samuel Moreno?
Hizo un equipo de primera línea, dio continuidad a las políticas en lo social y se ha puesto la camiseta en el tema del metro, buscando los recursos. Veo una alcaldía incluyente, no polarizante.

Hablemos de candidaturas, ¿cree que Sergio Fajardo ya está en campaña?
No sé, pero el político tiene que decir lo que piensa. Cuando uno está en esto, tiene que asumir los costos y veo que muchos de los que están aspirando a ser candidatos se esconden detrás de un micrófono, o se van a un curso en Harvard, o de vacaciones o dicen que esperan a que el Presidente se decida.

¿Por qué el presidente Uribe, a pesar de la crisis, sigue con tan altos índices de favorabilidad?
Porque la gente dice que mientras haya alguien que confronte a las Farc y la economía crezca como está creciendo, no hay dificultades. Pero las cosas van a cambiar. La economía no va a crecer igual este año, la situación con Venezuela y Ecuador es difícil, hay vientos de recesión en Estados Unidos y los demócratas pueden llegar a la Casa Blanca. A Uribe hay que reconocerle que generó un estilo de comunicación y liderazgo en el que la gente se identifica con ese trabajar, trabajar, trabajar. Pero es que hoy, más que trabajar, lo que se necesita es que generemos confianza en la democracia y es grave que el mismo Presidente sea quien ponga en entredicho a la Fiscalía y la Corte Suprema.

¿Cree que el escándalo de la parapolítica va a llegar hasta él?
Ya le llegó cuando los titulares de prensa en todo el mundo hablan de ‘el primo del Presidente detenido’. Además, si lo de Raúl Reyes internacionalizó el conflicto armado, lo de Mario Uribe internacionalizó la parapolítica.

¿Será que las grandes ganadoras con toda esta crisis son las Farc?
Las Farc no son ganadoras ni hoy ni ayer. Puede que tengan un respiro y deben estar tratando de recomponer sus escenarios nacional e internacional. Pero han recibido muchos golpes. Lo que pasa es que la crisis les da la razón en señalar que hay una pérdida institucional y que se necesita cambiar lo que hoy tenemos. Y no se puede olvidar el tema de los paramilitares, que están combinando todas las formas de lucha; por un lado con las Águilas Negras; por otro, acercándose al gobierno de Estados Unidos, buscando también mover la no extradición, y tienen avanzadas en las cárceles para señalar lo que consideren que tienen que señalar.

Hay quienes dicen que Colombia es un país inviable...
Este país es de oportunidades, pero tiene que volver a recuperar su autoestima.
¿Pero para dónde vamos con todo lo que está ocurriendo?
Si los dirigentes políticos no ganamos credibilidad, puede cundir la anarquía. Estamos en el escenario propicio para una salida populista, contrainstitucional, demagógica o mesiánica.

¿Un golpe de estado?
En una situación como la actual pueden suceder golpes, autogolpes o fracturas institucionales muy fuertes.

¿Pero por dónde se podría dar el golpe de Estado?
Hay autogolpes. Juan María Bordaberry, en Uruguay, es un claro caso para quienes añoran el fascismo o las dictaduras. Uno nunca sabe cuándo ni de dónde salen los coroneles y cuando lo hacen, no se sabe qué emerge. Aquí puede salir, por ejemplo, alguien carismático, que prometa lo divino y lo humano y nos lleve a una sin salida.

¿Un golpe a las cortes?
Cuando hablo de Bordaberry es un escenario de cierre de cortes. Cuando hablo de coroneles, uno no sabe. Los coroneles salen cuando uno menos se los imagina.

Y en una situación como la actual, ¿no teme que se pueda presentar un magnicidio?
Cuando vi la marcha de monseñor Gómez Serna con todos los sacerdotes por el Magdalena Medio, me asusté porque eso no tiene antecedentes. En Bogotá y las grandes ciudades no se siente, pero las Águilas Negras están avanzando a gran velocidad. Así fue a finales de los 80 y después vinieron las muertes de Jaime Pardo, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro. Ojalá me equivoque, pero estamos en la etapa en que cualquiera puede utilizar esta zozobra para generar más caos.

¿Hasta cuándo le dura el teflón a Uribe?
Es difícil prever, pero si bien al Presidente hay que reconocerle su liderazgo y capacidad de trabajo, tiene que entender que debe hacer un pare. Lo mejor que le puede pasar al país y al mismo Uribe, es que no aspire a la reelección.
¿Cómo vio la propuesta de hacer un reajuste institucional y quitarles poder a las altas cortes?
Eso es gente que está aspirando a volver el poder unipersonal, mesiánico y único.

¿La farcpolítica es una realidad?
Creo que sí. La derecha se está haciendo el exorcismo y ojalá la izquierda también lo haga.

¿Cómo define, en pocas palabras, la actual situación del país?
Una hecatombe absoluta.
El Presidente dijo que si había hecatombe aspiraba otra vez...
Pues esto ha sido como un efecto bumerán: la hecatombe estaba en la casa.

jueves

Via Democratica

Las finalidades políticas de paramilitares, guerrillas, y mafias les han llevado a converger en practicas destinadas a borrar el rostro humano de las personas, y de la sociedad, y explica la existencia de una de las más protuberantes crisis humanitarias que se presentan a escala mundial, y que se localiza en Colombia, en una historia que circunvala cerca de media centuria. En medio de esto, aquí una propuesta que se funda en el concepto de la democracia como medio y como fin con la que construir una alternativa a la situación actual a través de una “Vía Democrática”.

Un contexto que alimente la controversia

1. Antecedentes

El proceso histórico político de la sociedad colombiana ha estado íntimamente ligado al bipartidismo liberal conservador en pugna desde los albores del siglo XIX cuando aún no terminaba el proceso de descolonización con España, y que explican los momentos del auge de las violencias, así como los periodos de calmas políticas cimentadas en los procesos de hegemonía, o de otra forma, en el establecimiento de acuerdos de carácter bipartidista.

Lo anterior, aunque es característica general en la constitución de los Estados, lo cierto es que el avance en cuanto a derechos humanos y de la democracia se refiere, esta ligado al carácter de los partidos políticos y a su mayor o menor decisión de modular los intereses de partido con los fines sociales generales, lo que traduce a su vez la derogatoria del neoconservadurismo, o del uso de la violencia como formula para la obtención de fines económicos o políticos.

En Estados que avanzan en la dirección de la democracia, la característica es la tendencia a la disminución e intensidad de los periodos de violencia en el tiempo. Sin embargo, en el caso colombiano, contrario a la reducción de tales ciclos, estos se actualizan, no queriendo decir con ello que es el fin de tal sociedad, sino que el conflicto violento se convierte en una forma de gobierno, en medio de lo cual los elementos sobre los que descansa la constitución del Estado, como la seguridad y defensa de la vida de las personas sucumbe, a más de los demás derechos fundamentales

En perspectiva, los años setentas fueron un periodo cumbre no sólo en el desarrollo económico, si no que hizo pensar en líneas de continuidad progresivas en términos de los desarrollos políticos y económicos de la sociedad colombiana, ello por supuesto en la expectativa del bipartidismo, y de la escena histórica que refería la ineludible revolución socialista.

Este periodo de meseta o de relativa estacionalidad en los indicadores de violencia muestran un deterioro considerable en los años ochentas, en medio del ciclo guerrillero de violencia que declinara parcialmente ante la negociación de grupos como el M19, el EPL, y el Quintín Lame. Otros grupos como las FARC y el ELN continuaron su actividad armada, despuntando de nuevo en intensidad desde mediados de los años noventas.

2. Las tectónicas del neoconservadurismo

Desde el punto de vista del neoconservadurismo, este tuvo en los años setentas una considerable perdida de influencia, sin embargo, a través del tráfico de drogas logró mantenerse en el tiempo, para emerger con fuerza en los años noventas, entrando en escena a manera de una tercera fuerza política al margen del bipardismo, librando una primera guerra contra el régimen en el poder, que finaliza con la muerte del capo de la droga Pablo Escobar. El repliegue de este proceso se realiza en zonas rurales entre 1993-1995, erupcionando con fuerza desde entonces, ya con una estrategia, que diferente a la expectativa de la sustitución de las elites en el poder, se plantea como sus aliadas en asuntos de seguridad, y esto en el contexto del avance de las guerrillas, y a través del financiamiento económico de sus actividades.

Esta situación materializa un punto de inflexión en la historia colombiana, con significado en la instalación en el gobierno de un régimen de carácter mafioso. En el año 1999, la sociedad colombiana atraviesa una de las peores crisis en su historia económica, y coincide con el periodo de mayor ingreso de capitales encubiertos provenientes del narcotráfico, en un fenómeno que termina por convertir cualquier sector u actividad económica en potencial objetivo para el lavado de activos, y en la adicción a dichos capitales de importantes sectores de la actividad económica lícita, lo que hace del comportamiento y evolución de la sociedad colombiana una especificidad respecto a los demás países del continente latinoamericano.

Los procesos vinculados al fenómeno latinoamericano en Venezuela, Uruguay, Argentina, Brasil, Ecuador y Bolivia, tienen en mayor medida que ver con fases de crisis económicas, y luego sociales, lo que las ha conducido a un relevo de las visiones políticas que les regentan, sin embargo, es por esto mismo, que la sustentación económica que logra el narcotráfico, es uno de los factores importantes que evita que esto suceda en el caso colombiano.

De otra parte, La existencia de las guerrillas, y su vocación violenta, explica en buena medida el favor político que los gobiernos de derecha poseen en el país. Así, el ascenso al solio presidencial de Álvaro Uribe en 2002, tuvo como antesala el proceso de mayor crecimiento en actividades armadas, como en efectivos en la historia de las guerrillas en Colombia. De esta forma, su ascenso presidencial se explica no sólo por el “embrujo autoritario”, sino por el temor, del aún siendo remoto, gobierno de las guerrillas.

Sin duda este mismo fenómeno sirvió al auge del paramilitarismo, que tras este objetivo encubre otros más como la puesta en marcha de una reingeniería en aspectos sociales, económicos, culturales y políticos de la sociedad colombiana. Al compás de ello, desde 1995 en Colombia se presenta un incremento que rompe con periodos anteriores, en cuanto a la violación de derechos humanos se refiere, en la que quedan comprometidas las instituciones del Estado, y en esto el menor calificativo es la omisión, respecto del oficio de la defensa de los ciudadanos ante tales hechos.

3. Momento actual y propósitos políticos

La situación actual haciendo observancia del proceso de desmovilización paramilitar, según informes de la OEA, la defensoría del Pueblo, y otras organizaciones sociales, se sitúa en el reconocimiento de un rearme, que obedece a la lógica de estructuras aunque más livianas, posee un control sobre zonas y economías con proximidades a las dinámicas del pasado.

Específicamente en Antioquia como sucede con el resto del país, la realidad es que las fronteras económicas y políticas no corresponden a la división política formal, sino que responden a lógicas de una división política mafiosa definida por las zonas de producción y embarque de cocaína, y del ingreso de insumos para el avituallamiento de ejércitos, regiones de importancia en la producción agropecuaria, y económica en general, sobre la geografía de los megaproyectos, y por la estela que genera el hurto de tierras.

En el caso de Medellín, la existencia de una red de seguridad privada que se extiende a 14000 efectivos contrasta con los 7000 dispuestos como policías lo que traduce una forma de control de lo público, de la regulación de los derechos, con los manuales de la seguridad privada. Aunque los índices de homicidios son menores si se les compara con los indicadores de mediados de los noventas, lo cierto es que los ciclos de violencia se siguen presentando a la sazón de los disputas por el control de territorios económicos y políticos, lícitos e ilícitos, en la ciudad. En medio de esto, sin embargo, es importante apoyar iniciativas políticas del gobierno local encaminadas al desarme, por hablar de un ejemplo.

Más allá de la relación causal entre guerrillas y paramilitarismo, o de las guerrillas con la injusticia social, lo cierto es que ambos actores, justifican la destrucción del sus actividades violentas, los unos como consecuencia del crecimiento de la guerrilla, los otros, contra la injusticia social y el paramilitarismo, en un circulo vicioso representado por la degradación de la guerra, y finalmente del eclipse de las relaciones pacíficas mínimas en el contexto de la sociedad.

En este sentido la “Vía Democrática” supone una opción a la real política de los actores, guerrillas, paramilitares, y mafias, quienes terminan por sustraer el carácter de humanidad a la sociedad, mientras justifican acciones deleznables, a razón del calculo que prevé el uso de cualquier medio para la conquista de un fin que dícese ser altruista.

Esta expectativa de salida, alberga como una de sus elementos, la necesidad de elaborar un proyecto político y económico de carácter democrático que instruya sobre la constitución de un imaginario de sociedad diferente al actual. En este cometido, debe construirse una plataforma regional, considerando el desarrollo subregional, y municipal, y que en la ciudad transversalmente considere el barrio, la comuna, y la metrópoli en dimensiones como la educación, la salud, la convivencia y la seguridad ciudadana, la política de vivienda, la movilidad y el transporte, el hábitat, la dimensión ambiental y el poblamiento, la cultura, la economía, los sistemas de información, y las relaciones suprarregionales

Un eje fundamental que debe ser el norte político, es el estimular el desarrollo de proyectos encaminados a fortalecer y reactivar sectores que perteneciendo a cualquiera de las actividades o renglones económicos tal como se conocen sean no especulativos y de carácter lícito, así como que fomenten el empleo legal. En este sentido, el TLC desde la perspectiva de una verdadera negociación tiene toda funcionalidad, al tiempo que la denuncia de lo pernicioso que el tratado actual seria para procesos democrático productivos, así como el beneficio que cosecharían sectores mafiosos.

Desde el punto de vista del conflicto, una condena a los diferentes actores que generan violencia en el país, no se contradice con la formulación de la salida negociada al conflicto colombiano, que debe comenzar con el reconocimiento de las responsabilidades Estatales y de las fuerzas militares, tal como lo inspira la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En el caso de paramilitares, guerrillas y mafias, la negociación debe garantizar el desmonte de sus estructuras económicas, políticas y militares, la contribución al esclarecimiento de la verdad, y la responsabilidad sobre los delitos graves y comunes acorde con los cánones internacionales previstos por la justicia internacional. En este sentido, resulta de suma utilidad que el Polo coloque en evidencia e inste a los EEUU para que evite que sus tribunales sirvan de puerta trasera a quienes tienen procesos por delitos de lesa humanidad en Colombia convocándolos a que se adhieran al TPI.

Para salir al paso a los factores que dan continuidad a la violencia, Colombia debe proclamar un nuevo pacto social con los sectores políticos ajenos a las dinámicas de la violencia, los que con un carácter democrático deben orientar la nación colombiana por los caminos que nos conduzcan a la realización de los derechos fundamentales de la sociedad.

www.via-democratica.tk
viademocratica@gmail.com

Ponencia Tendencia Socialista

Seminario de la dirección departamental del Polo Antioquia

Medellín, 12 y 13 de febrero del 2008


Ponencia de la Tendencia Socialista


Polo Al Sur


Tema
Unidad, política de alianzas, relación oposición - gobierno

1. ¿En qué mundo vivimos?
Las ideas dominantes son las ideas de las clases dominantes. Carlos Marx
El momento actual de profunda crisis mundial está dominado por la pobreza, la guerra y exterminio de comunidades enteras, y por la exclusión social y cultural en que viven millones bajo el imperante capitalismo global. A pesar de ésta bárbara realidad, están dadas las condiciones para una vida digna y bienestar social y cultural para toda la humanidad partiendo de que existen los medios, recursos y herramientas brindados por la revolución tecnológica y genética, y los avances médico-científicos. Sin embargo, dichos avances y conquistas de la humanidad en lugar de servirle para su bienestar, están siendo apropiados y utilizados sólo por una minoría.
La riqueza producida diariamente producto del trabajo de millares de manos y cerebros, no solo está injustamente distribuida, sino que el modelo político y económico neoliberal sobre el que se basa la sociedad global sigue imponiéndose como única alternativa a los pueblos. El resultado de esta aberrante desigualdad y de la abominable distribución del producto y riqueza mundial es la tragedia que millares de seres sufren como las hambrunas, destierro y desplazamiento, desempleo masivo, invasiones y guerras (Irak, Afganistán, Palestina, Líbano, Chechenia, Cachemira, Nepal, RD Congo, Uganda, Sudán, Colombia, etc.).
Lo anterior se agrava aún más por la piratería global desatada a partir de la recesión interna y los niveles de consumo del crudo de la industria estadounidense, que han convertido esta nación en la primera potencia imperialista dispuesta a someter y apropiarse de recursos naturales estratégicos como el petróleo, gas, fuentes de materias primas y mercados para sus productos. Sin duda son la principal amenaza para la paz del mundo. Por ello al sistema mundo capitalista y las nefastas consecuencias que produce en la sociedad global, a su incapacidad de dar soluciones a los problemas sustantivos como la guerra, las hambrunas y la inmensa injusticia, no tenemos otra alternativa que confrontarlo bajo el imperativo ético y político de crear un modelo de vida radicalmente diferente.
Pero no hay mal que dure cien años, ni pueblos que lo resistan. La situación del gobierno conservador de George Bush, tras los fracasos de sus aventuras expansionistas en Irak, el Medio Oriente y Asia lo tienen desgastado y acorralado por la resistencia de los pueblos a la invasión y expropiación de sus recursos naturales. A lo anterior se suma el desbarajuste de su política social y económica interna, lo cual ha creado una situación tal que tienen a la primera potencia imperialista a las puertas de una recesión económica.
Este conjunto de cosas llevarán, según pronósticos electorales, a la pérdida de del poder de los Republicanos y la llegada a la Casa Blanca de los Demócratas. Ante este temor, el presidente de los Estados Unidos quiere jugar con respecto a Colombia una de las últimas cartas que le queda a su gobierno de halcones y guerra infinita contra el terrorismo: condicionar la aprobación del TLC con Colombia a la política de Seguridad Nacional, enviándolo apresuradamente a la Cámara de mayoría Demócrata para que lo aprueben, a sabiendas que este partido se opone a dicho tratado, a discutirlo en medio de las elecciones y ha sido crítica de las permanentes violaciones a los derechos humanos y asesinatos de sindicalistas que se siguen cometiendo en el país.
Ante este complejo panorama, los socialistas desde el Polo al Sur no vemos otra respuesta al estado decadente, destructor y excluyente del capitalismo que oponer una visión del mundo coherente y humanista como la que nos proporciona el socialismo. Porque el capitalismo en modo alguno resolvió ni resolverá los problemas fundamentales de la humanidad.
2. En medio de este panorama, ¿cómo le está yendo a Colombia?

Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad. Simón Bolívar, Guayaquil, 1829
La sociedad colombiana es parte del drama que vive la sociedad global. Hoy, después de décadas de lucha de clases, guerras civiles y conflicto es válido preguntamos: ¿existen las condiciones para avanzar hacia un proyecto alternativo de poder al que ha ejercido por más de 150 años la oligarquía colombiana? Por supuesto la respuesta es un no rotundo debido al estado de parálisis e inercia del movimiento político de izquierda y del Polo. Aquí lo determinante es la hegemonía política, cultural y del poder que está ejerciendo la oligarquía y el imperialismo, como decimos arriba. Están claramente a la ofensiva. Y para romper dicha hegemonía y retomar la iniciativa hay que buscar alianzas, un bloque de fuerzas y personalidades democráticas que compartan la propuesta del Polo.
Esta situación nos lleva a plantear un viejo debate. Si bien el Polo es un programa, un ideario y unos estatutos para la reforma democrática de la sociedad, no obstante, nos parece válido instalar de nuevo la discusión política e ideológica a partir de la relación que existe entre el sujeto revolucionario y el democrático. Con el sujeto democrático sabemos que avanzaremos hasta la reforma de la sociedad, de darse las condiciones. Iremos, como dice el Ideario, hasta el Estado Social de Derecho. Es decir consideramos que las alianzas del partido se deben hacer con el elemento democrático del conjunto de la sociedad. Pero el sujeto revolucionario debe, además, jalonar e incidir en el Polo, sus organizaciones y sus bases para ir más allá del tipo de sociedad y modelo de vida a que invita el elemento democrático y la burguesía. Tenemos es que ponernos al frente de la movilización y acción política quienes pensamos que éste no debe ser únicamente un partido parlamentarista, siempre atado a la coyuntura electoral, porque pensamos que esta manera viciada de entender la lucha política lo ha llevado a la inercia y pérdida de iniciativa. Por eso nos planteamos adelantar acuerdos internos, coaliciones, consensos y unidad de acción que cohesionen y unifiquen al sujeto revolucionario buscando influenciar ideológica y políticamente en la militancia y ganarla para profundizar aún más la crisis y no a seguir sosteniendo por complacencia o parálisis política este régimen.
3. ¿Cuál es entonces la consigna? Que se vayan todos…los responsables de la hecatombe política
No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados…¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes. José Martí, Nuestra América

La consigna política que proponemos es: Que se vayan todos. El momento no es para vacilaciones ni ambigüedades, nos llama a encabezar un movimiento para Que se vayan todos, como lo hicieron los pueblos de Bolivia, Ecuador y Argentina recientemente. Para que fortalezcamos los lazos de unidad política con gobiernos demócratas y de izquierda latinoamericanos y hagamos parte de la corriente popular que en el continente avanza hacia mayor independencia, mayor soberanía y mayor resistencia al imperialismo.
Porque si bien el Polo no es un partido revolucionario sino democrático donde converge la izquierda democrática, según los Estatutos y el Ideario, consideramos que estas herramientas políticas son transitorias y obedecen a un acuerdo y diagnóstico de un momento anterior que ha cambiado vertiginosamente desde que fueron suscritas por el primer Congreso del Polo en el 2.006. Tampoco estamos a las puertas de una insurrección o crisis revolucionaria. Por eso pensamos que el Ideario de Unidad y los Estatutos aunque siguen siendo la brújula con que nos guiamos, no pueden ser las únicas herramientas para la acción política pues ello implicaría aceptar pasmosamente la crisis y la parálisis que estamos viviendo.
De allí que el imperativo del momento sea aplicar una táctica hacia la acción y movilización de masas que contribuya a profundizar la crisis hasta ponernos al frente de una coyuntura donde llevemos al Polo a recuperar de nuevo la iniciativa política y abandonemos el puesto de cola en que nos ha puesto la crisis interna que vivimos. Plantearnos llevar a cabo un plan de acción donde nuestras consignas y banderas las convirtamos en movimiento político para la acción de masas. Propuestas como el Acuerdo Humanitario, el Intercambio, la solución política negociada del conflicto, la demanda de justicia, verdad y reparación, rechazo al TLC, etc.
El momento de hundimiento y catástrofe no es para salir a sostener el régimen sino llamar al cierre del Congreso, renunciando primero a los cargos que allí tenemos, provocando mayor ingobernabilidad, ayudando a precipitar la caída del régimen y Estado mafioso. Nos compete sin dilaciones, proponer un gobierno de representación nacional, popular y transitorio, a través de una nueva Asamblea Constituyente. Considerar que el momento es principalmente para la protesta y lucha en la calle, el sindicato, la universidad, por un movimiento ciudadano por la dignidad. Nada ni nadie garantiza que el gobierno de Álvaro Uribe termine su mandato. Es por eso que como partido debemos trabajar por buscar alianzas con otras fuerzas para asumir el vacío de poder que se ha surgido.
El barco construido a base de imagen, popularidad y seguridad militar en el que viaja éste régimen navega sobre un océano indescifrable. La superficie del mar raras veces deja ver la profundidad de las corrientes de inconformidad que en cualquier momento desata el malestar popular. El tsunami que hay contenido en la inconformidad de un pueblo que nunca habita la superficie de la mentira y la manipulación es imperceptible; y ayudará a desatarlo quien sea capaz de iniciar un movimiento telúrico. Ese tsunami popular hará naufragar el barco apacible en que navega la oligarquía. A la izquierda colombiana le corresponde no precisamente la tarea de salvar ese barco a la deriva, sin rumbo, impune y criminal.
Definitivamente no podemos como Polo seguir paralizados y a la expectativa de lo que hagan los demás haciéndole creer a la gente que hay algo por salvar fuera de las sillas que ocupan nuestros senadores de un parlamento descompuesto y cuya mayoría se alió a criminales para obtener votos. Ni que jugamos a una oposición pretendiendo que hay algo por salvar en este país. ¿Si estamos seguros que los votos que eligieron a los congresistas son lo mismos que eligieron al presidente, entonces qué es lo que hay qué hacer? Nadie en este país duda que la mayoría de parlamentarios sean autores intelectuales y colaboradores de asesinatos masivos con motosierra, decapitaciones, desapariciones, expropiación de tierras y desplazamientos de millones de campesinos, sindicalistas, estudiantes, profesores, etc. Hay que acabar de ayudar a dar muerte política a un viejo paciente que agoniza de un cáncer enquistado en los órganos vitales de la sociedad, no hay que acudir con tratamientos de quimioterapia para salvar lo insalvable.
4. ¿Oposición o gobierno? El caso de Antioquia.
El resultado de las pasadas elecciones locales, reconozcámoslo, fue pobre. Tanto departamental como nacional. El Polo ganó 20 alcaldías y la mayor de todas, Bogotá (915.000 de votos), 22 diputados, 30 concejales en las principales ciudades capitales y unas decenas de ediles, JAL, en todo el territorio.
Quedó demostrado que la propaganda negra consistente en las amenazas y señalamientos que se nos hace de ser aliados, cómplices o de tener contactos clandestinos con la guerrilla es un arma artera de combate de la burguesía.
Así mismo sigue vigente la presencia del histórico clientelismo y la maquinaria de viejos y nuevos partidos al servicio de la clase en el poder y parapolíticos.
Las alianzas y acuerdos que se hicieron tanto para fórmulas internas del partido, Concejo-Asamblea-JAL como con otras fuerzas estuvieron signadas, en algunos casos, de contradicciones que generaron confusión, además de violar el criterio acordado por todo el partido desde el congreso de que no se iban a suscribir acuerdos de ningún tipo con el uribismo y los partidos o movimientos afines.
Hay muchas críticas a las alianzas, desde las candidaturas al Concejo, las JAL y la Asamblea. Hubo casos de compañeros del Polo, que se aliaron e hicieron campaña abiertamente por Alonso Salazar, actual alcalde de Medellín, quien hereda la política de seguridad democrática de Alvaro Uribe.



¿Entonces qué hacer con los gobiernos locales, alcaldía y gobernación?
El continúo desprestigio y deslegitimación del sistema político y el régimen en Colombia también afecta el poder en las regiones. Particularmente, el actual gobernador Luis Alfredo Ramos, quien llegó al cargo con más de 700.000 votos que sabemos a qué fuerzas e intereses parapolíticos están ligados, no creemos que aguante el período, pues todo depende del desarrollo y profundización de la crisis en que estamos. Además, la Fiscalía conoce el caso de la denuncia que han hecho paramilitares desmovilizados contra el gobernador.
Siendo consecuentes como Polo y como tendencia de izquierda socialista, tenemos que llamar a hacer una oposición directa a través de la movilización y la denuncia. Que un llamado a nuevas elecciones incluya la gobernación de Antioquia, en manos de un individuo denunciado por parapolítica. Por eso pensamos que la consigna Que se vayan todos, es válida para el departamento también.
Así tengamos un concejal y un diputado en los órganos de representación, no implica que nos tengamos que aferrar a un barco que naufraga. Por el contrario, hay que convertir esa escenario en trinchera de denuncia, de confrontación ideológica y política no importa que eso nos lleve consecuentemente a renunciar a dichos cargos mañana.
Aunque el caso de la alcaldía merece un análisis particular, para nosotros no es un secreto que Alonso Salazar es el continuador no sólo de las políticas de Sergio Fajardo, el acalde de la imagen, de hacer de Medellín la ciudad de los grandes eventos de moda, vitrina de negocios, grandes obras y bibliotecas y parques públicos que poco se ha evaluado su función; sino un continuador de la política de Seguridad Democrática de Uribe. Que ha sido un apoyo a la represión primero, Operación Orión en el 2003, y al maquillaje y acuerdo con los paramilitares después para mantener en la medida de lo posible el control de la ciudad bajo dicha estrategia de represión y Seguridad Democrática.
Sobre la alcaldía la tarea es hacer que las discusiones sobre las políticas públicas y participación ciudadana que están en el plan de desarrollo, como el Presupuesto Participativo, Consejos Comunales, etc., adquieran un contenido de participación y decisión directa de la comunidad, que sirvan igualmente de proceso de formación pedagógico y político de lo que es un Plan de Desarrollo, el Presupuesto, cómo se decide, se orienta, se ejecuta y se controla. Que no nos vengan ahora a decir estos mecanismos de participación los creó la alcaldía, así hoy esté abanderada de estos procesos de participación. Esto es importante señalarlo.


Tema
La coyuntura nacional y regional
En Colombia la actual coyuntura social, política y económica esta determinada por tres ejes: la crisis del modelo económico, la crisis de legitimidad del poder y las instituciones como el Congreso, la Presidencia, etc, y la ofensiva de la política de guerra del gobierno de AUV contra las FARC.
Acerca de cada uno de estos ejes haremos un análisis para ver sus alcances y plantear propuesta o iniciativas del PDA como un actor fundamental en el país y en la perspectiva de acumular fuerzas hacia la gobernabilidad. Lo anterior debe ser analizado también en la dimensión regional (Antioquia) y municipal (Medellín) ya que son escenarios en donde el PDA es un actor poco relevante a nivel político y social.
La crisis del modelo económico implementado por los últimos gobiernos desde la década del 90 sigue haciendo estragos y ahora por efectos de la crisis de la economía norteamericana es más significativa, amen de lo que ha sido el ejemplo del desplome en los países del Cono Sur como Argentina. El modelo impulsado por estos gobiernos neoliberales está dirigido a garantizar la inversión mundial-léase poderosos capitalista foráneos- impulsar y apoyar las exportaciones de grandes empresarios nacionales que buscan mercados externos debido a que la política económica va orientada hacia donde las márgenes de ganancias son mayores.
La búsqueda afanosa del acuerdo del TLC con EE.UU. por parte del gobierno de AUV esta fundamentado en el modelo económico y de no producirse en los próximos días la firma del tratado será una estocada a su continuidad. Una de las firmas contratadas por Colombia para realizar cabildeo está dirigida por el mismo personaje que ha orientado las campañas políticas de los Clinton, el señor Mark J. Penn. El mismo que acaba de renunciar a la campaña presidencial de Hillary, después que el periódico The Wall Street Journal descubrió una reunión suya con la embajadora de Colombia Carolina Barco. Son empresas que no hacen política, hacen dólares. (Rafael Rincón) De otra parte la posibilidad del referendo revocatorio de las reforma a las transferencia de la Constitución del 91 propuesta por el POLO, Partido Liberal y FECODE que ya está en estudio en la Registraduría Nacional con el aval de 1.650.000.000 de firmas, ponen en aprietos al gobierno.
“Ahora, ante el panorama de ganar la decisión colectiva frente a la recuperación del derecho efectivo a la educación y a la salud, el gobierno ha comenzado a enviar mensajes en contra del referendo sólo que ahora su discurso evidencia que la reforma aprobada por el congreso SI significa un recorte a las transferencias: “Lo peor para la descentralización es quebrar a la Nación. Qué ganamos con decir que transferimos no seis sino diez mil millones de pesos para aumentar el populismo y luego dejamos puras frustraciones”, afirmó Uribe en uno de sus consejos comunales. Este reconocimiento de la disminución de los recursos esta acompañado de una amenaza: de ganar con el referendo se haría una reforma tributaria, señaló en una entrevista a Caracol Radio el ministro de hacienda Oscar Iván Zuluaga: “Espero que la iniciativa no sea exitosa porque sería muy grave para la estabilidad de las finanzas públicas…“Nos llevaría a una situación muy delicada porque tendríamos que volver a la fórmula del 91. Eso tendría un gran impacto no solo en la disponibilidad de inversión del gobierno nacional sino que seguramente nos llevaría a la discusión de nuevos impuestos"
No es necedad seguirse preguntando por qué la falta de prioridades en la asignación del gasto público que realiza el Gobierno Central, así como la ausencia de austeridad y disciplina fiscal, que vienen siendo compensadas reduciendo la inversión social, restringiendo la democracia participativa, y ahora…serán castigados los bolsillos de los colombianos de darse una reforma tributaria.” Martha Yaneth Sandoval Salazar[1]
Abrir el debate en el POLO acerca de un modelo económico alternativo se pone el orden del día para que diseñemos una apuesta colectiva en todos los espacios y escenarios públicos donde participemos.
En el plano político la sociedad colombiana esta atravesada por el hecho de la ilegitimad del sistema político en su conjunto, que hoy tiene al Congreso de la República como la punta del isberg debido a las decisiones judiciales contra la parapolitica que ha conllevado a la captura y penalización de congresistas en su mayoría aliados del Presidente Uribe. Estamos pues ante un régimen que se caracteriza por el manejo elitista de los cargos públicos, con articulación a las mafias, apoyo a los paramilitares y grupos económicos empresariales.
“Nadie duda que el congreso de la República padece la peor de crisis de su historia, 26 parlamentarios detenidos en la Picota así lo ratifican. La para-política, como se le conoce popularmente a la alianza criminal entre sectores de la clase política colombiana, el narcotráfico y los paramilitares, voló en mil pedazos la legitimidad del poder legislativo. De allí que resulte más que valido preguntarse por el futuro inmediato de la célula congresional”.José Cuestas[2]
Levantar la propuesta de la revocatoria del mandato del Congreso y la apuesta de una Constituyente deben ser las consignas centrales del PDA. La coyuntura política no puede quedarse en la judicializacion de los congresistas como un problema individual y en la sola revocatoria del Mandato del Congreso ya que es necesaria articularla a la reforma política democrática, a las redefiniciones en política económica y social urgentes para favorecer a las mayorías pobres del país. El Congreso actual no tiene la legitimidad para abordar definiciones estratégicas que le den contenido social y democrático radical a transformaciones estructurales acumuladas históricamente por la hegemonía del bipartidismo desde el siglo 20 y por el uribismo en los últimos años. No podemos quedarnos el PDA en la sola defensa de la Constitución del 91 sino en avanzar hacia estrategias políticas democráticas radicales.
Para cerrar este capitulo de las tendencias nacionales de la coyuntura es preciso identificar las salidas al asunto del conflicto armado y el intercambio humanitario en Colombia.
Después de las muertes de “Raúl Reyes e Iván Ríos” de las FARC, la crisis diplomática Ecuador, Venezuela y Colombia y la noticia de la gravedad de salud de Ingrid Betancur se reavivan las movilizaciones ciudadanas, las movidas del gobierno en mantener la política de guerra y del presidente Sarkozy de Francia por intervenir directamente en la liberación de Ingrid sin lograrlo, pero el asunto central es que estamos en un agotamiento de la política de seguridad democrática. Aquí el PDA debe promover la necesidad de la salida política, el acuerdo humanitario ya y la mediación de Piedad Córdoba y el Presidente Hugo Chávez con otros facilitadores internacionales y nacionales. Lograr redefinir el curso de los acontecimientos nos dará al POLO un oxigeno para ganar opinión y fuerzas sociales para el proyecto de gobernabilidad articulado a la propuesta de Asamblea Constituyente.
Ahora bien, la situación económica, social y política en el Departamento de Antioquia está determinada por las tendencias nacionales con las particularidades que necesitan ser abordadas desde el POLO para ofrecer alternativas a las situaciones concretas regionales y como una estrategia de intervención más efectiva que llegue a los diferentes sectores sociales y ciudadanos. Un asunto hoy del orden económico es presentar una alternativa al Plan de Desarrollo propuesta por el Gobernador en el cuatrienio 2008-2011 que haga un énfasis no en los megaproyectos hidroeléctricos, sino en el desarrollo productivo de empresas que potencien el mercado regional y subregional, la solución de la pobreza, la tierra para los desplazados, vivienda digna, educación desde los primeros años, la gratuidad de la educación pública, el ejercicio de la plantación y el presupuesto participativo, la mayor presencia del Estado en las subregiones, la descentralización para fortalecer los municipios y la regiones, entre otros asuntos. También plantearnos como hacemos control político del Gobierno Departamental en la Asamblea Departamental a través del Diputado Gabriel Manrique y hacemos seguimiento a las investigaciones por parapolitica del Gobernador.
Finalmente en el plano de Medellín el POLO debe presentar iniciativas alternas al Plan de Desarrollo Municipal 2008-2011 que redefina el proyecto de ciudad de servicios, vitrina de negocios y de inversión en los hipermercados, desde una apuesta por la productividad mas allá del emprendimiento o cultura E, la inversión social con un plan de emergencia, la educación desde los primeros años y la gratuidad de la educación publica, alternativas a la movilidad y la malla vial, las apuestas cultural, científica y tecnológica, la seguridad ciudadana, y el fortalecimiento de la Plantación y Presupuesto participativo con Control Ciudadano en la Ejecución Gasto Público y la rendición de cuentas.
Tema: Carácter del partido


La configuración interna del partido

A los exámenes contesta con preguntas
Mayo del 68
1. El alba del Polo

Generalmente los procesos de conformación de estructuras políticas organizativas responden a puntos culminantes de afluencia de sujetos y sujetas de la política que han identificado principios, criterios, visiones y acciones comunes que acometer en el ámbito de la sociedad, sea por mecanismos de reclutamiento cerrados (que significa escasa movilidad social) propios de los partidos de elite, en nuestra tradición política denominados los partidos de las burguesías, en otras acepciones del régimen; sea como punto culminante de una “cresta” de movilización social y materialización del descontento en determinadas coyunturas, que reportan distintas propuestas organizativas de carácter ideológico variado, con común denominador en su carácter contestatario y democrático; sea por razones de orden filosófico y estratégico de minorías intelectuales que pretenden direccionar la sociedad en la medida de sus capacidades, lo que algunos llaman la vanguardia; sea por otras tantas razones, los partidos se configuran de acuerdo a procesos sociales que los alientan.

En el caso de nuestra región, estamos asistiendo a la recomposición de los dispositivos de acción colectiva- recordando a Charles Tilly- con que cuentan las sociedades para emprender los cambios y luchas que demandan las maltrechas condiciones con que han recibido el nuevo siglo. Producto del desgaste del modelo de desarrollo económico y social imperante en las últimas tres décadas, el neoliberalismo, las movilizaciones sociales de distinto cuño, incluyendo prácticas de protesta y visibilización que responden a semánticas contemporáneas resultado de la compleja imbricación entre el proyecto hegemónico del capital y su correlato hiperindividualizante, en conjunto de las estrategias que los proyectos de resistencia en todo el subcontinente han establecido haciendo uso de elementos tecnológicos y políticos del mismo modelo hegemónico; practicas que han permitido concitar el arraigo popular de los nuevos proyectos políticos.

Algunos de estos proyectos organizativos tienen más de 30 años, como el Frente Amplio de Uruguay, pero su culmen en el objetivo inicial de asumir los gobiernos de sus países se ha conseguido hace poco. Esta misma situación podemos observar en Brasil con el PT, en México con la victoria electoral usurpada del PDR, también en Bolivia, y el marcado ejemplo de Venezuela. Este paso significativo se puede comprender como el resultado de una cresta de movilización social producto de la serie de condiciones de deterioro social y económico que han vivido los pueblos latinoamericanos. Concretamente, el éxito de los partidos de izquierdas en nuestra región se debe analizar en el marco de los procesos de recomposición de las fuerzas sociales y su confrontación con el régimen establecido, un proceso de movilización social en ascenso.

La configuración del Polo Democrático Alternativo en nuestro país responde a otro desarrollo de esta coyuntura. Sin apelar a rodeos analíticos se puede comprender la creación del PDA como la consecuencia del debilitamiento progresivo de las organizaciones sociales y sus métodos de movilización popular, en conjunto con la crisis de la representatividad que ha golpeado los estamentos del régimen (partidos tradicionales), pero que rápidamente han devenido en nuevos agrupamientos que logran subsanar dicha crisis y recomponerse para continuar suscitando el apoyo político de la mayoría de la población colombiana, respaldados en el control de los medios de comunicación masiva y las instancias de intervención social del Estado.

Crisis que no deja evolucionar las propuestas políticas de la izquierda, izquierda que a pesar de las razones de carácter objetivo en lo que respecta a su debilitamiento y exterminio violento, no ha logrado interpretar adecuadamente la coyuntura y mantiene estrategias y dispositivos propios para otro momento histórico y táctico. La clara situación de defensiva del movimiento popular, sumada a la ofensiva manifiesta del régimen, condicionado por una correlación geopolítica desfavorable en la subregión, dispone a los distintos agrupamientos de izquierda a unificarse a pesar de las históricas divisiones que han protagonizado durante su existencia en Colombia. De una tendencia centrifuga se migra hacia las fuerzas centrípetas defensivas. Esta situación pone de plano el primer obstáculo orgánico que deviene obstáculo epistemológico: la diáspora de visiones sobre el quehacer del partido, quehacer que implica nociones claras sobre el tipo de partido que queremos.



2. El partido de la sempiterna transacción

Solo los espíritus superficiales abordan las ideas con delicadeza
Emil Michel Cioran
Atrofia del verbo

Cuando no se cuenta con mecanismos de cohesión orgánica más allá de la constitución de elementos jurídico-políticos que conforman la estructura normativa posible – no deseada- se asiste a la presencia del partido transaccional. Carácter que lo desconfigura como partido orgánico y lo constituye en frente político no amplio inconfeso. No quiere decir esto que las diferencias ideológicas se deben eludir, cercenándolas al reducirlas a la disciplina de cuerpo. Al contrario, se trata de que esas diferencias y matices se organicen sistemáticamente, tengan rumbo y trámite, y - lo de mayor importancia- desarrollo político concreto. No se pueden asumir como un debate de iniciados, donde sus desarrollos fácticos se disuelven en el maremágnum de salidas coyunturalistas que habitan una organización sin debate interno y sin democracia popular.
¿Cuáles mecanismos pueden disponerse para que estas aparentes diásporas ideológicas no impliquen la ruptura de la organización? El mismo PDA ha logrado esbozar una hoja de ruta loable y practica: el partido de tendencias. Esta figura representa preguntas abiertas en el campo metodológico y político más que certezas. Podemos contemplar dos puntos de partida claves para dar forma al debate:
· Las tendencias no son meros agrupamientos electorales ni burocráticos. Su razón de ser no radica tampoco en la capacidad de mantener un cuerpo ideológico inmutable, que presume, sin amago de dudas, la constitución de una unidad orgánica partidista a la usanza de la tradición de los partidos de vanguardia y de masas propios de la primera mitad del siglo XX. Su sentido existencial se fundamenta en el presupuesto de la capacidad de debate orgánico en medio del partido, dejando en claro la necesidad de interpretación de cada momento de desarrollo social y político de la sociedad donde opere, otorgándole distintas estrategias y criterios para lograr transformaciones más que de orden estructural – lo que la tradición marxista denomina infraestructura-, en el terreno de la hegemonía. Por ello una tendencia fluye sin problemas de criterios sólidos para el momento de su emergencia hacia unos nuevos que contribuyen a la consecución de los objetivos neurálgicos de cada coyuntura. Esto no significa que las tendencias no sean más que estrategias de acción de cuerpos teóricos y políticos conformados. Las tendencias cuentan con idearios básicos que les dan forma propia y las diferencian de otras. Por ejemplo, puede existir una tendencia comunista, otra socialista, otra troskista, entre otras, amen de alentar el debate interno y superar los obstáculos epistemológicos propios del siglo XIX y XX, que enfatizaban la capacidad de comprensión de la realidad en los postulados de la identidad por la universalidad y la división analítica por principio. Esto nos conduce al segundo punto de partida.

· Para el éxito de una estrategia organizativa implementada en el presupuesto de la existencia de tendencias se requiere contar con la erradicación del desprecio que existe en la tradición de los partidos de izquierdas por la erróneamente caracterizada democracia. Las tendencias requieren de que existan mecanismos de tramitación de diferencias que hagan énfasis en el desarrollo de la democracia interna. En Polo al sur lo denominamos la democracia radical. Sin este precepto la idea de tendencias fracasa. La democracia radical implica la idea central que si bien el partido cuenta con organizaciones históricas que han logrado perdurar las nociones de resistencia y justicia social en el país, acciones de total valor para la construcción de sociedades democráticas y equitativas, la unidad funcional, y por lo tanto la que emana primariamente las condiciones de legitimidad y poder, es el afiliado y afiliada, expresada en la acción de la ciudadanía total. La ausencia de esta categoría y de su consecuente desarrollo en nuestro partido no ha dejado más elementos de acción política que el mecanismo espurio de la transacción. Acuerdos entre direcciones de aparatos políticos del PDA no permiten que el ciudadano y ciudadana asuman el direccionamiento del PDA, ni mucho menos reconocerse en un debate amplio y constante que le arroje elementos de análisis para tomar decisiones de adscripción ideológica a las distintas tendencias que habitan el partido. Debates que mejorarían la eficacia y pertinencia de las decisiones sobre coyuntura que hoy el partido no toma por el paquidermismo, por el frente no confeso que hoy lo conforma, sufre por la ausencia de los mecanismos de resolución y consenso político con la participación activa de los afiliados y afiliadas.


3. El desarrollo orgánico del PDA

Vale preguntar cómo se puede comprender el partido hacia el futuro, en un escenario favorable donde el debilitamiento del régimen se ha logrado con el consuno de todas las fuerzas y procesos de izquierda que habitan el PDA y la movilización social, a tal grado que se ejerce el gobierno, sin correr riesgo de rupturas o divisiones en la agenda de reformas y transformaciones del régimen social establecido. Divisiones en la agenda que implican la preeminencia de las tendencias como agentes de disputa programática que hacen insalvable la unidad orgánica. Ante ello es válido recordar dos acápites de carácter orgánico que las tendencias requieren:
· La tendencia es un fin primero, no último. El partido como punto culminante de la organización política es el horizonte de la tendencia, antes de conformarse en micropartido, la tendencia está conformada por afiliados y afiliadas, y no se erige como componente de un frente político.

· Para superar la falsa dicotomía de los puntos insalvables que justifican las rupturas orgánicas, que la mayoría de veces son producto de la ausencia de canales adecuados de participación en los debates y direccionamiento de la organización de lo que se ha denominado la base más allá del mero acto electoral, es decir, de los afiliados y afiliadas. Es necesario implementar la democracia radical, que la comprendemos como el ejercicio del pleno poder de los trabajadores, ciudadanos y la sociedad. Reconoce como fundamento de la política el antagonismo y la potencia del sujeto. Replantea la reconstrucción social e histórica del poder, y hace extensivo su dimensión al mundo de la vida, el medio ambiente y la cultura. Establece una crítica radical al Estado y las formas tradicionales y autoritarias de representación. La democracia no solo es una forma de poder, sino ante todo, un sistema de vida y un modo de pensar abierto, pluralista y libre. La democracia radical busca superar la vieja separación entre el esquema de delegación y los procesos de participación y decisión colectivas, acentuando la deliberación pública. Teniendo como núcleo central la potencia de la vida social, cotidiana y cultural. Incorpora la idea de la biopolítica y de la hegemonía como horizonte de pensamiento, y reinventa la noción del poder como liberación y realización humana colectiva.



Epílogo
La histórica crisis que atraviesa la sociedad colombiana y que sin lugar a dudas afecta al Polo mismo, nos debe llevar a ampliar y abrir más la participación y la democracia interna, y cerrarle el camino al centralismo burocrático y a la concentración del poder. Es necesario hacer una evaluación más crítica del papel cumplido por el Comité Ejecutivo Nacional hasta hoy, así mismo del jugado por la Dirección nacional y las coordinadoras departamentales y municipales. Disentimos de la afirmación de la Declaración Nacional, cuando dice que el Polo tiene una gran unidad interna. Afirmamos, por el contrario, que el polo tiene una muy débil unidad interna, que nuestra realidad como partido se ciñe más a la verdad si afirmamos: seguimos juntos pero no unidos, es preferible seguir juntos que divididos.


[1] Asesora de Lobbyng, Corporación Viva la Ciudadanía
[2] Directivo Nacional del PDA

Ponencia Movimiento por la Constituyente Popular MCP

Introducción:

El pasado 7 de marzo del presente año, el Comité Ejecutivo Departamental aprobó realizar un seminario con todos sus miembros principales y suplentes y algunos invitados especiales, con el fin de socializar y discutir la aplicación de las conclusiones de la II reunión de la dirección nacional del PDA, realizada el 29 febrero, 1 y 2 de marzo. La amplitud de los temas y la urgencia de una discusión amplia frente a como el PDA gana un mayor posicionamiento e iniciativa política conllevaron al Comité Ejecutivo Departamental a perfilar para este seminario un temario que destaca el carácter del partido, su política organizativa, la coyuntura política nacional y regional, la política de alianzas, la violencia y la política, la oposición y el ser gobierno como los temas principales.

Como tendencia y fuerza integrante del PDA, hubiéramos deseado que dicho seminario tuviera un temario mucho más concreto que esbozará las alternativas que frente al país y la región se plantean desde los diferentes sectores, y en esa perspectiva avanzar en el protagonismo y la iniciativa política que debe caracterizar al PDA, asunto éste en el cual hemos coincidido la mayoría de las fuerzas y organizaciones polistas. En este seminario plantearemos transversal y de forma directa nuestras ideas frente al temario aprobado, pero igual enfatizaremos en las propuestas políticas que ya hemos planteado en diferentes escenarios.

Nos anima ante todo una gran vocación de unidad; aspiramos a que este seminario contribuya a dicho objetivo, y en sentido elevar la confrontación política a un régimen que cada día más muestra su ilegitimidad, su contrariedad con todo principio de derecho, su catadura reaccionaria y antidemocrática, y su afán por beneficiar al máximo lo intereses monopólicos e imperialistas.

A todos nuestros compañeros y compañeras polistas un saludo fraternal y manos a la obra.

1. Sobre la coyuntura y nuestros retos

El pueblo no se rinde ante un gobierno ilegítimo.
En América Latina, como en Colombia, crecen las fuerzas alternativas al dominio imperialista yanqui, ellas tienen un ejemplo a seguir en las luchas del pueblo y el gobierno de la hermana República Bolivariana que da la batalla política y económica contra la oligarquía y el imperio del norte, a pesar de todos los embates que fraguan su desestabilización con calumnias sobre el tráfico de drogas y el “apoyo del terrorismo”, con la infiltración paramilitar, el embargo de PDVSA y el saboteo al abastecimiento de alimentos.

Es notable el fortalecimiento de la corriente democrática y de izquierda en nuestra América con las posiciones anti imperialistas del Presidente Ortega en Nicaragua; con las medidas del Presidente Correa y la Asamblea Constituyente del Ecuador; con los esfuerzos de Evo Morales para frenar los ataques inspirados por Washington. Esfuerzos que se suman a los del pueblo y el gobierno cubanos, así como a los del gobierno y el pueblo venezolano para liderar posiciones antiimperialistas que también rechazan las presiones a Irán.

El pueblo latinoamericano se nutre del coraje de los pueblos de Palestina, Irak y de Afganistán que hacen retroceder o ponen a raya al agresor, dejando en alto los triunfos de los pueblos que no se rinden ante la barbarie yanqui-sionista.

Desde Norte America hasta Argentina la crisis económica va intranquilizando a más y más sectores del pueblo que reclaman soluciones. Colombia, además, vive una agudización del conflicto armado que lleva más de 40 años, conflicto que no se resuelve gritando ¡Abajo la violencia!... que requiere de iniciativas políticas, económicas y sociales que se vuelvan fuerza social y transformen las causas estructurales que lo generan.

Son muchos los megaproyectos que protege la “seguridad democrática o inversionista” de Uribe atropellando los intereses populares como ocurre con el despojo de los raizales de los barrios populares del corazón capitalino con el Plan Centro, los desplazados y damnificados de Buenaventura producto de la acción paramilitar al servicio de los megaproyectos portuarios, o los asaltos paramilitares a los indígenas de La Guajira por orden de las multinacionales beneficiarias de los megaproyectos minero-energéticos.

Todas esas medidas siguen teniendo su gran protección en la reingeniería urbana y campesina del paramilitarismo que da nuevos nombres, como el de “Águilas Negras”, a viejos puntales del terrorismo de Estado. El paramilitarismo existe, solo ha cambiado de cara y patrulla en calles y caminos, se sigue dirigiendo desde la cárcel de Itagüí.

Es aberrante que Uribe y su ministro de agricultura se nieguen a cumplir la ley y atender la reparación a desplazados con la entrega de las 17.000 hectáreas de la finca Carimagua, prefieren entregarla a los empresarios del paramilitarismo agazapados en la gran agro-industria de la palma, del caucho y la madera. Pero la oposición frenó su intento.

El caso Carimagua confirma la guía económica antipopular, antihumanitaria y excluyente de un gobierno que demagógicamente habla de “Colombia de propietarios”, ocultando que se trata de afianzar a los grandes propietarios a costa de la expropiación de los cada vez menos y más pequeños por la vía de la aplicación de la violencia del terror militar-paramilitar y de leyes tributarias y civiles para rematar predios.

La llamada gobernabilidad de Uribe afronta nuevas y serias desventajas con los palos de ciego del equipo económico y diplomático para afrontar la crisis del mundo capitalista y el conflictivo intercambio comercial con Venezuela. El incremento de las tasas de interés, el manejo caprichoso de los aranceles y los impuestos para favorecer grupos monopolistas afectos de la casa de gobierno no unifican ni a la oligarquía.

La gobernabilidad se resiente más cuando el partido de la “U” propone la nueva reelección de su jefe máximo, prende alarmas de los presidenciables y divide al gobierno.

La gobernabilidad se resiente desde la entraña oligárquica y su institucionalidad por los choques de Uribe con las Cortes, especialmente, por su interferencia en los procesos de la parapolítica que vinculan a juicio al primer director del DAS de Uribe, que tienen a la mayoría de la bancada uribista investigada o enjuiciada, incluido su primo-senador, confirmando la ilegitimidad del gobierno, el Congreso y todo su régimen político.

La condena de un coronel por la masacre de 10 policías en Jamundí, el llamado a juicio de otro coronel por los crímenes del Palacio de Justicia, más las condenas a otros altos oficiales por la masacre de Mapiripán, uno más de los procesos que indican que no son “casos aislados” esas prácticas de las fuerzas militares y policía, son reales sus vínculos con el narcotráfico, paramilitares, la violación a derechos humanos y los “falsos positivos”.

También se debilita Uribe con los descalabros en las relaciones con USA, convertidas en relaciones Uribe-Bush, y por las agresiones al gobierno de Venezuela que dan pérdidas a los exportadores y afectan mucho la vida en los departamentos fronterizos.

La agresividad antipopular del gobierno hace que Colombia viva una polarización política y clasista crecientes, en parte, ella se expresa en el enfrentamiento entre defensores del acuerdo humanitario y la solución política, tildados de cómplices de la guerrilla para justificar la represión, y Bush-Uribe aplicando el militarismo y la economía de guerra que sacrifica la inversión económica y el gasto social generando más miseria.

Guerra que produce millones de desplazados, muertos, detenciones y otros recortes a la libertad política, incluyendo la antipatriótica extradición de más de 500 colombianos y la condena de guerrilleros en USA que obstaculiza la solución política al conflicto interno.

Es indispensable mantener la lucha por la unidad de las fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda para fortalecer la acción masiva contra el régimen y el gobierno y seguir enfrentando la monstruosa realidad de la uribiada.

Rechazamos la intolerancia y los ataques de corte fascista del ministro del interior contra los luchadores y luchadoras democráticas como la Senadora Piedad Córdoba y a las organizaciones de oposición como el Polo Democrático Alternativo, el movimiento sindical, los jóvenes estudiantes y a todos los que se levantan contra el gobierno y el régimen.

El MCP-POLO manifiesta su solidaridad con los pueblos de América Latina y el Caribe y con los gobiernos que enfrentan la política del imperialista en defensa de la soberanía nacional, especialmente, con el pueblo y gobierno de Venezuela para construir propuestas conjuntas, luchar contra el enfrentamiento entre pueblos y la división entre colombianos con el patrioterismo de Uribe, gobierno antinacional, vende patria como pocos.

Invitamos a canalizar la iniciativa y el descontento de los jóvenes, de la comunidad educativa y otros sectores populares que luchan contra los recortes de las transferencias para salud, educación y saneamiento básico, además de recortar la limitada autonomía de los entes territoriales, ahora a merced del chantaje presidencial.

Persistiremos en la lucha por el canje humanitario y la salida política al conflicto, íntimamente ligadas al protagonismo y gestión política de la Senadora Piedad Córdoba y del Presidente de Venezuela, injustamente atacados por el gobierno y sus abogados, escribanos y locutores. El debate sobre la beligerancia de las guerrillas tomará fuerza aunque el gobierno trate de aplazarlo y desvirtuarlo con el apoyo de Washington.

Trabajaremos sin desmayo por la unidad popular y de todas las organizaciones y fuerzas progresistas y de izquierda en los espacios de convergencia política como la Gran Coalición y persistiendo en la defensa del Ideario de Unidad y los Estatutos del PDA para derrotar los intentos divisionistas y fortalecer sus tareas de oposición al gobierno y al régimen.

Proponemos a todas las fuerzas y organizaciones democráticas, progresistas y de izquierda, a todos los luchadores y organizaciones sociales y populares persistir en la exigencia de que Uribe renuncie, que se cierre el Congreso y se adelanten las elecciones de manera general.

Igual, y en concordancia con la política que se viene aplicando en nuestras regiones y localidades, mostrario a toda luz de su entronque con el régimen político ilegal e ilegimitimo, así como de la pérdida de la autonomía regional y la descentralización, gobernadores y alcaldes, asambleas y concejos elegidos con las mismas reglas de la parapolítica debemos exigir su renuncia, proclamando regional y localmente nuevas elecciones.

Proponemos una apertura democrática, en donde el POLO se convierta en su más amplio defensor, esto significa poner en juego el Ideario de Unidad, desarrollar una propuesta electoral y política realmente democrática que posibilite la más amplia participación popular, libertades y garantías, castigo a todos los parapolíticos y su no vuelta a ningún organismo de representación y control político.

Compañeros: La más amplia unidad popular, democrática y patriótica es indispensable para derrotar el proyecto fascista de Estado Comunitario que lidera el presidente Álvaro Uribe. No hay otro camino.

2. Sobre el adelanto de elecciones

ANTE LA ILEGITIMIDAD DEL CONGRESO Y EL GOBIERNO
¡ELECCIONES GENERALES ANTICIPADAS!

La mayoría de la bancada parlamentaria del gobierno está condenada, llamada a juicio, en investigación preliminar o en la creciente lista de candidatos a ir ante la justicia por asociarse para desplazar, masacrar y amenazar poblaciones para obtener votos para llegar al Congreso dejando en minoría a la oposición.

Es una expresión de la profunda crisis del desprestigiado gobierno de Álvaro Uribe Vélez y del régimen político que, como aspecto principal de la situación, deja con pies de barro al Presidente de Colombia, elegido con los votos de la parapolítica pues los llamados “votos de opinión” de Uribe son una cantidad menor. El sólo hecho de evitar la segunda vuelta en las presidenciales dio un cambio sustancial al resultado político del proceso electoral tanto en el 2002 como en el 2006.

Los votos de la parapolítica están viciados por diferentes nulidades, no pueden ser tenidos en cuenta. Los partidos con vínculos paramilitares deben perder su personería jurídica porque el fascismo no se admite como movimiento político en una sociedad que se autodenomine democrática. De igual manera, quienes financiaron esas campañas son auspiciadores del paramilitarismo.

Todos los partidos de la coalición “Primero Colombia”, coalición que eligió al presidente Uribe, tienen congresistas paracos con altas votaciones inflando los resultados de marzo y de mayo, del 2002 y del 2006, agrandando la burbuja paramilitar que les permitió tomarse muchas de las alcaldías y gobernaciones elegidas en 2003 y 2007. Esa coalición también tiene obligación de responder por el ya comprobado fraude electoral de 2002. Uribe, que como presidente ha tenido bajo su dirección los cuerpos de seguridad e investigación del estado tiene la principal responsabilidad política, ella no se puede eludir porque su candidatura reeleccionista se inscribió con el procedimiento de recolección de firmas, como lo evidencian los altos cargos de su gobierno vinculados al paramilitarismo.

AL UTILIZARSE VOTOS FRAUDULENTOS Y PROCEDIMINETOS CRIMINALES, EL CONGRESO ES TAN ILEGITIMO COMO LA PRESIDENCIA DE URIBE.

PARA HABLAR DE LEGITIMIDAD Y LEGALIDAD ES INDISPENSABLE ADELANTAR LAS ELECCIONES DE CONGRESO Y LAS PRESIDENCIALES SIN REELECCIÓN PRESIDENCIAL. La reforma política y constitucional para enfrentar la ilegitimidad debe favorecer esta salida; lo contrario es premiar al presidente Uribe y conciliar con los principales líderes políticos y parlamentarios de la coalición “Primero Colombia”, tan culpables como los parlamentarios que están en los estrados judiciales.

Los derechos políticos de los ciudadanos están violados desde el momento en que las elecciones de Presidente y Congreso se dan pisoteando las garantías fundamentales. Es urgente que, con la mayor brevedad, el pueblo tenga la oportunidad de elegir a sus representantes y gobernantes. Esperar al 2010 es premiar la ilegitimidad y la ilegalidad que ya pocos sectores políticos niegan.

El avance de procesos penales contra los delincuentes de cuello blanco –asociados con los jefes paracos detenidos- ratifica el valor de las oportunas denuncias de la oposición sobre el fraude y el concierto para delinquir. Sin embargo, anotamos que los procedimientos penales adelantados por la Corte Suprema de Justicia y la Fiscalía NO DAN LEGITIMIDAD AL CONGRESO NI AL PRESIDENTE, en el mejor de los casos sólo castigan una parte del delito, dejan en los cargos a los beneficiarios de las votaciones generales y a cubierto a los principales responsables políticos o jefes de los partidos comprometidos con el terrorismo de Estado paramilitar.

LA ILEGITIMIDAD DE LOS PARAURIBISTAS ELEGIDOS IMPLICA QUE EL PRESIDENTE DE COLOMBIA DEBE RENUNCIAR A SU CARGO, LOS CIUDADANOS TENEMOS DERECHO A EXIGIR SU RENUNCIA.

La ilegitimidad exige que la oposición convierta en parte de su movimiento la lucha por adelantar las elecciones del Congreso y del Presidente, pensando en la conquista de un Gobierno Democrático, Patriótico y Popular en el cual converjan todas las fuerzas que combaten la ilegitimidad y la ilegalidad del gobierno y el régimen antipopular y antipatriótico que domina en la Constitución y exige una Nueva Constitución. El Polo, la Gran Coalición Democrática y todos los sectores democráticos debemos discutir esta situación hasta llegar a claras definiciones y un plan de acción común para movilizar al pueblo y la opinión internacional.

El conflicto social y armado se ha acentuado con 6 años de uribismo, Colombia y su pueblo necesitan un gobierno que lidere una salida política, que previa concreción de un Acuerdo Humanitario abra paso a la paz con justicia social y enfrente la crisis económica que camina sin descargarla sobre las mayorías desposeídas y excluidas.

3. Otras propuestas

3.1. Convocar a un gran Encuentro Nacional de todas las organizaciones y fuerzas políticas, sociales, patrióticas, democráticas, progresistas y de izquierda de este país, que sirva por un lado para denunciar la ilegitimidad del régimen y el gobierno uribista, y por el otro para sustentar todas las banderas y propuestas alternativas.

3.2. Animar un Plan de Campaña Política nacional y regional, que además de la democratización del partido, proponga de cara al pueblo la promoción del ideario de unidad, la propuesta electoral y política polista.

3.3. Invocar la solidaridad internacional con todos los luchadores por la paz y la democracia en Colombia, asistiendo a encuentros, foros, seminarios, asambleas de diverso tipo en los cuales se pueda compartir la problemática colombiana y las salidas polistas.

3.4. Enfrentar la crisis económica nacional presentando como POLO una alternativa de salida a favor de las mayorías con los siguientes ejes de lucha:

a. Contra la especulación financiera del capital nacional e internacional. Poniendo a jugar con fuerza salidas tácticas que ayuden a educar y movilizar en el sentido de avanzar en la lucha contra el pago de la deuda, supresión de los subsidios a los oligarcas, contra los incrementos de tasas de interés, enfrentando el despilfarro de las reservas internacionales en pago de deuda y movidas monetaristas para tratar de lograr el imposible de impedir la fluctuación del dólar que es un hecho internacional que golpea nuestra economía dependiente, entre otras medidas.

b. Fortalecer la producción nacional para generar empleo y suficiencia alimentaria. Por crédito fácil para los pequeños y medianos productores de la ciudad y del campo. Impulsando la reforma agraria. Apoyando la lucha para aprovechar en inversión económica y social las reservas internacionales y los resultados del ahorro por la vía de restricciones al pago de la deuda.

c. Alza general de salarios. Prestando especial atención al salario mínimo, que tiene la mayor cobertura entre los trabajadores.

d. Generación de empleo de calidad.

e. Aumento del gasto social. Con la reducción del gasto militar e impulsando la solución política y el canje humanitario.

3.5. Avanzar en la construcción del partido, desbrozando en el plano departamental un plan de constitución de los comités de base.

3.6. Definir claras reglas de juego en el funcionamiento interno que fortalezcan la democracia desde abajo, que pongan a participar a todos los afiliados desde los comités de base. No apoyamos fórmulas reglamentarias que afecten la vida democrática de los Coordinadores, Ejecutivos y Comité Nacional. En ese campo entra la importancia de colocar topes a las fechas de afiliación antes de los eventos eleccionarios internos, las garantías efectivas para todos los precandidatos a cualquier nominación, etc.

3.7. En cuanto a la reglamentación de las tendencias, consideramos que ellas pueden reglamentarse como una forma de materializar acuerdos políticos al seno de los organismos directivos, entre sus integrantes para reducir la dispersión política y facilitar espacios de debate y difusión de ideas sobre asuntos conflictivos, que están pendientes o pertenecen a salidas a futuro. Por tanto, las tendencias no deben manejar recursos económicos procedentes del presupuesto del PDA, no deben constituir una estructura organizativa paralela, ni ser intermediarias entre los colectivos de dirección y los Comités de Base. Esta reglamentación es diferente al derecho a existir partidos y movimientos en el Polo, que están obligados a respetar su Ideario y Estatutos.

3.8. En materia presupuestal, insistimos en profundizar criterios de austeridad en materia de salarios e inversiones, mejor relación y aporte para el funcionamiento de los Coordinadores departamentales y municipales, dirigir recursos al impulso de las luchas populares y acciones solidarias, mejorar el control democrático de las inversiones, ingresos y egresos.

3.9. En cuanto a las elecciones de Coordinadoras departamentales y municipales. Como unas elecciones demandan costos especiales y movilización hacia adentro en momentos en que el Polo debe lanzarse a la lucha de masas para enfrentar la crisis, consideramos que deben hacerse las elecciones en los casos en que ellas contribuyan a resolver serios problemas de unidad o de infuncionalidad. Pensamos que esas elecciones no demandan el concurso de la Registraduría en todos los casos, que los municipios con poco desarrollo del Polo basta con una asamblea de afiliados para resolver democráticamente.


Movimiento por la Constituyente Popular MCP-PDA
Coordinador Departamental

Ponencia Polo Ciudadano

Unas notas obligadas e ineludibles...

Quienes dicen que los socialistas no deben luchar por la democracia o defender las conquistas democráticas, no podrán nunca aportar nada nuevo para construir el socialismo.

Quienes atacan la lucha por la democracia, obstruyen también la lucha por el socialismo

En 1916, cuando los cuadros más dogmáticos del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (luego Partido Bolchevique) le recriminaban a Lenin su estrategia de participación electoral y lucha parlamentaria, Lenin les respondió lo siguiente:

"La revolución socialista no es un acto único ni una batalla en un frente aislado,
sino toda una época de agudos conflictos de clases,
una larga serie de batallas en todos los frentes,
es decir, batallas en todos los problemas de la economía y de la política (...)

Y sigue Lenin diciendo: (...)“Sería por completo erróneo pensar que la lucha por la democracia pueda distraer al protagonista de la revolución socialista, o relegarla, posponerla, etc.

“Por el contrario, así como es imposible un socialismo victorioso que no realizara la democracia total, así el pueblo será capaz de prepararse para la victoria sobre su contendor a menos que libre una lucha en todos los frentes, revolucionaria y consecuente por la democracia".

Para que no se nos acuse como miembros de la derecha, uribistas o conversos, esta cita de Lenin se encuentra en el libro "La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación"1, escrito durante los meses de enero y febrero de 1916.

UNIDAD REAL EN PROPÓSITOS COMUNES

Quienes elaboran este documento son fuerzas, tendencias y matices del Polo Democrático Alternativo en Antioquia y lo plantean como los criterios generales de identidad de la tendencia POLO CIUDADANO. Con esos criterios orientan su trabajo mancomunado, en perspectiva de construcción, fortalecimiento y consolidación del POLO en Antioquia desde el poder ciudadano, en la concepción de un partido de masas que construye poder local y define ser gobierno.

Rechazamos tajantemente la práctica política basada en los acuerdos paralizantes, el burocratismo sindical, el izquierdismo y la oposición a ultranza.

La lucha electoral adelantada hasta el momento ha garantizado el desarrollo de algunos componentes vitales de la institucionalidad del partido. Los diversos recursos invertidos en esa lucha ha copado, por obvias razones, los tiempos para proceder a estructurar el resto de los componentes necesarios para disponer de un partido fuerte en la región. Por tanto ellos deben construirse sin pausa para colmar las expectativas de las afiliadas y los afiliados y sobre todo, la ciudadanía y así consolidar nuestra acción política regional.

El proceso al cual asistimos en la actualidad en el POLO a nivel nacional y regional, se origina en: los resultados del proceso electoral del 28 de octubre de 2007, las implicaciones de la guerra interna, las exigencias del proceso político colombiano y el proceso de la parapolítica. Estos elementos generan pactos políticos de realinderamiento, reconfiguración y constitución de nuevas tendencias, que de fondo repercutirán en los procesos eleccionarios 2008 definidos por la Junta Nacional; y sobre todo en la definición de agendas de trabajo regional y municipal, en perspectiva de un POLO de cara a la región.

Para concretar las exigencias de esta nueva etapa, el POLO CIUDADANO será una tendencia que establecerá acuerdos políticos con otras tendencias comprometidas con el fortalecimiento del POLO en Antioquia. El valor que primará en los acuerdos a suscribir, será el de la eficacia política, con el fin de construir un partido de masas basado en el poder local, una amplia política de alianzas, una agenda de reformas democráticas para la región y el afianzamiento de una convergencia social y política que encarne un proyecto político democrático regional.

Sumado a lo que hemos consolidado como POLO Antioquia, el desarrollo paulatino de esa ruta política, significará una orientación más precisa sobre la pertinencia y vocación político – ideológica del POLO en la región y la sostenibilidad y vigencia del proyecto político que históricamente debe encarnar.

A continuación destacaremos las líneas más importantes, que exigen la mayor concentración del esfuerzo teórico y trabajo concreto de ésta tendencia para su materialización, en tanto líneas gruesas de trabajo que perfilarán el sentido de las iniciativas de nuestro accionar en la vida del POLO en Antioquia.
1. Carácter del POLO

El Ideario y los estatutos establecen los marcos generales sobre los cuales se desarrolla la vida del POLO. Al efecto, lo que corresponde a la Dirección regional es contextualizar esas herramientas en lo departamental y municipal. Esa actividad la desarrollará nuestra tendencia desde una perspectiva fundamentalmente ciudadana.

El POLO Antioquia es un partido político de afiliadas y afiliados que mediante los Comités de Base Ciudadanos, le imprime su característica de partido de masas.

Para desarrollar las iniciativas que puedan darle vida ciudadana al POLO, es ineludible abandonar por siempre todas las formulas que dictaminan para la acción política, los manuales soviéticos del marxismo – leninismo, que son un pesado lastre para pensar.

La construcción de un POLO del cual se apropie la ciudadanía y que construya poder local implica una estructura con capacidad de convocar amplios sectores ciudadanos y hacer visible un proyecto de región encarnado y asumido decididamente por la población.

Los elementos que estructuran nuestra forma de construir el POLO están concebidos para la región antioqueña, para sus subregiones y los municipios que la componen. Están concebidos para desarrollar los debates que exigen las realidades y sus variados contextos subregionales y para desarrollar en Antioquia iniciativas nacionales del POLO.

Por tanto, no estaremos dispuestos a la suscripción de acuerdos burocráticos en desmedro de los fines políticos e históricos del POLO, ni mucho menos que impidan la apertura del POLO a amplios sectores de la vida departamental y subregional, comprometidos con un proyecto político regional realmente democrático.

Tenemos plena claridad que nuestra intencionalidad territorial, exige trabajar en Antioquia y estamos en desacuerdo con las prácticas políticas que lo impidan, prácticas que obstaculizan el desarrollo y construcción de conceptos para conocer y enfrentar e intervenir, desde el gobierno o desde la oposición, los problemas regionales y locales. Así se configura un paquete de reformas democráticas que son parte sustancial de nuestro proyecto político de región.

No creemos en la vieja ilusión, que una vez tomado el poder, haremos todas las reformas que requiere el país. Eso no dejó de ser una frustración, el epitafio de una derrota y uno de los amparos para ser oposición eternamente.

El inicio de este proceso de construcción ciudadana de partido, en su primera fase, exige: adaptar las estructuras de cuadros de las agrupaciones en un híbrido que podemos llamar partido de masas con una red de cuadros en su interior, que se encargarán del montaje de los Comités de Base en todos los ámbitos.
Estas definiciones son básicas, para articular la intencionalidad de los propósitos que se acuerden, al marcar el camino que debe transitar el Polo en Antioquia.

Otro elemento que conjuga nuestra ruta, implica ser protagonistas del proceso de municipalización. Para ello se requiere la construcción de pactos subregionales, sectoriales y locales que garanticen la constitución del POLO en todo el Departamento de Antioquia. Partamos de un hecho: disponemos de 42 municipios formalmente establecidos, 21 municipios con Comités Promotores y 62 municipios sin estructura alguna.

De lo anterior se desprende una estrategia de múltiple propósito, con un primer componente relativo al proceso de consolidación de las municipalidades con niveles organizativos, que a pesar de cumplir los mandatos estatutarios, hoy son precarios; otro componente referido a la formalización y desarrollo del partido en el resto de localidades; y un tercero que implica al crecimiento del POLO CIUDADANO como tendencia.

No basta sólo con formalizar la estructura de partido, nombrar las Coordinadoras y Comités Ejecutivos, proceso en que los intereses electorales juegan un papel decisivo y coyuntural, relacionado con los resultados en las urnas.

Por tanto, hay que continuar con lo establecido por las directrices nacionales, en lo relativo con la construcción de la estructura de base, sobre todo en lo que tiene que ver con los Comités Zonales, Barriales y Corregimentales, que son soporte de la estructura general y como mecanismo expedito para abrir la participación ciudadana.

Una exigencia vital es el diseño e implementación de la propuesta de los Comités de Base, como unidad fundamental de pertenencia al POLO. Así garantizamos a las afiliadas y los afiliados que sostengan el proceso de municipalización y que sea indicador de incidencia en los más diversos sectores y organizaciones sociales y gremiales. Y todo esto, a la par de una campaña general de afiliación en todo el departamento.

En la región es necesario declarar una lucha decidida contra el sectarismo, el atraso teórico, el dogmatismo y la falta de elaboración teórica. En consecuencia, esto exige la participación en la construcción de la Escuela para el Gobierno Regional, donde formaremos la dirigencia polista, Igual que la constitución de la Comisión Pedagógica y los espacios de concertación con otros sectores y organizaciones para su concreción, diseño, financiación y puesta en funcionamiento.

Las exigencias teóricas contemporáneas, la especialización temática, los niveles de actualización y lectura de las más diversas corrientes del pensamiento crítico -y sobre todo latinoamericano-, son herramientas indispensables para la formación de la dirigencia que orientará el proceso de construcción y consolidación de un partido de masas en la región antioqueña, con capacidad para ser gobierno, basado en el conocimiento profundo de los problemas del territorio donde se actúa políticamente.
La sostenibilidad estratégica de un proyecto político moderno, amplio y democrático, implica la promoción de una nueva generación para la política en la región que desarrolle mecanismos permanentes de renovación de la dirigencia social y política.

Con ese fin planteamos las siguientes iniciativas:
l Reconocimiento de nuevos liderazgos sociales y sectoriales y garantizar su participación en los órganos de decisión;
l La valoración e inclusión de nuevos temas y la promoción y respaldo político a la dirigencia que las adelanta y representa;
l Suscripción del Pacto Político por la Construcción de una Nueva Organización Política Juvenil Autónoma en el departamento de Antioquia, en desarrollo del mandato del Primer Congreso Nacional de Unidad.

Para darle seriedad a las aspiraciones anteriores, es indispensable la superación del concepto de “correas de transmisión”, y abrir un serio debate al concepto de autonomía. Esto implica que una de las tareas a acometer es pactar la ruta que orientará los procesos de construcción, reconstrucción, reorganización y diseño de iniciativas dirigidas a sectores de la sociedad como: el agrario, las mujeres, los campesinos, los desplazados y las víctimas, el ambiental, el indígena, el afrodescendiente, la población LGTB, el educativo, el comunitario, el económico, el cultural, el comunicativo, el barrial, el solidario, el de género, el etario y el sector de los derechos humanos, entre otros.

Un capítulo especial se definirá para el sector sindical, hacia la superación de sus prácticas burocráticas, corporativas y lejanas de las otras iniciativas de organizaciones y movimientos sociales y sectoriales.

Todas estas propuestas exigen un trabajo profundamente creativo, la definición de criterios renovados para intencionar nuestra participación en dichos movimientos y sectores y el afianzamiento de nueva dirigencia que sea partícipe de un proceso de reconstrucción y/o reorganización. También que rompa formas organizativas y dirigenciales profundamente conservaduristas, burocráticas y con privilegios. Todo eso impide articularse orgánicamente a un proyecto político como el que debe encarnar el POLO.

2. Guerra, paz y salida política negociada.

Es imposible no iniciar este aspecto tan amplio sin referirnos a un tema de vital importancia hoy en la sociedad colombiana: el Secuestro.

La necesidad y pleno acuerdo sobre la salida política negociada, no implica esperar que las partes activas de la guerra se sienten a dialogar. La claridad del POLO debe estar en establecer deslindes y críticas profundas al proceder y los métodos usados en la guerra, y sobre todo hacer valer el sentido que diferencia nuestro proyecto político del que encarna, de un lado, la insurgencia, y de otro, la oligarquía.

“En Colombia existe un conflicto armado que se caracteriza por la degradación en las prácticas de todas las partes involucradas, en especial por el irrespeto sistemático de la normatividad humanitaria, lo cual se expresa fundamentalmente por la victimización de la población civil, la cual ha sido objeto de todo tipo de prácticas que constituyen crímenes de lesa humanidad. En estas conductas han caído tanto la fuerza pública como lo grupo paramilitares y los grupos insurgentes, de tal manera que el conjunto de crímenes cometidos prácticamente abarca todos los delitos establecidos en el derecho internacional humanitario.

“En el caso del delito del secuestro, se está ante el arrasamiento de toda dignidad; dado que ha falta de uno se cometen tres crímenes de lesa humanidad: retención forzosa arbitraria e indefinida, tratos crueles y, en muchos casos, desaparición forzada; e incluso hay quienes argumentan que se presenta un cuarto caso moderno de esclavitud, dado que muchos secuestrados son tratados estrictamente como mercancías.

“En este marco, la retención arbitraria de personas o la privación de su libertad para convertirlas en objeto de intercambio es completamente inadmisible. El secuestro, que en Colombia ha sido utilizado de manera sistemática por las guerrillas, los grupos paramilitares, grupos de delincuencia común e incluso, por miembros de las fuerzas armadas del Estado, es una práctica que debe erradicarse de inmediato y para siempre. Su ocurrencia masiva en nuestro país constituye una vergüenza para las actuales generaciones.

“La guerrilla colombiana sufre un mal que padecen todos los ejércitos que después de una lucha prolongada, no consiguen sus propósitos: el medio se constituye en el fin, la supervivencia se vuelve el sentido y cualquier medio se justifica para sobrevivir.

“Sin embargo las guerrillas colombianas no pueden considerarse como una mera banda de maleantes que no tienen otros propósitos que su propio lucro _ no pueden asimilarse, por ejemplo, a un cartel de narcotraficantes-. En primer lugar representan un enorme poder militar; las guerrillas colombianas, especialmente las FARC, son un ejército que lucha contra el Estado y le disputa legitimidad y gobernabilidad en distintos lugares del territorio nacional y fuera de él. Es un actor además con propuestas políticas. Una cosa es que sus métodos sean criminales e incluso que, a los ojos de la mayoría de la población colombiana no se justifique su existencia en el momento actual y otra muy distinta el que no haya que reconocer lo que son en realidad.

“Su calificación como grupo terrorista es otro problema y no es, ni debe ser, la discusión central (...).

“La formula de esperar para debilitarlos militarmente primero y dialogar después, ha demostrado ser prácticamente inviable (...).

“La sociedad colombiana no puede abandonar a su suerte a los centenares de personas que en este momento están retenidas o secuestradas por las guerrillas. NO está autorizada moralmente para declarar su sacrificio bajo ningún argumento. Si la guerrilla es indolente, ni la sociedad ni el Estado tienen porque serlo y, al contrario, tienen el deber de hacer algo eficaz. No debe tampoco olvidar que además del grupo de un poco más de 40 personas declaradas “canjeables”, hay centenares de otras personas que no están en esa lista y que después de un eventual intercambio, se quedarán en las selvas esperando a que sus familias puedan conseguir los recursos para “pagar” su liberación.

“En este escenario, la creación de una zona desmilitarizada planteada por la FARC constituye un mal menor (...).”2

Los planteamientos anteriores, hacen exigible el rechazo absoluto a la práctica del secuestro y un respaldo permanente a la iniciativa del acuerdo humanitario y el intercambio humanitario.

Deben asumirse sin condiciones los siguientes puntos: un permanente deslinde con la lucha armada; erradicar el concepto de la “combinación de todas las formas de lucha”; rechazar el secuestro como forma de financiación de cualquier proceso político hacia la toma o el mantenimiento del poder; y el uso de la violencia como medio para hacer y ser en política.

No obstante las afirmaciones juicios e iniciativas planteadas, nos referiremos a otros aspectos de la guerra. Destacamos que la guerra interna generó el fenómeno del paramilitarismo, lo que significó el retorno de la barbarie fascista al conflicto interno, las ingentes pérdidas en vidas, dolor y sufrimientos sin cuento para millones de personas desplazadas, una represión oficial en gran escala, la destrucción masiva de bienes, así como el descrédito y repudio entre amplios sectores sociales de toda idea de revolución y de cambio.

Una proporción inusitadamente grande de la población colombiana, llegó a identificar –equivocada pero no menos efectivamente- la izquierda, el comunismo, el marxismo, como sinónimos de violencia, atropello y opresión, de secuestros, de terrorismo, de fusilamientos, de masacres, etc.

Como correlato de este rechazo a la lucha armada se generó una tendencia a la reacción política extrema, no sólo de tipo político sino ideológico, y no sólo entre los altos círculos, sino especialmente entre buena parte de aquella franja denominada como “capas medias”.

La elección y la reelección de Uribe, como las voces en pro de su tercer período, se deben en buena parte a esta corrida del país hacia la derecha. Políticamente hablando, pasó que este factor negativo tuvo un peso mayor, en el plano general de la correlación de fuerzas, que el se alzó con el propósito de conjurar los desastres del neoliberalismo, que cuajó en el país desde finales de los años noventa y comienzos del nuevo siglo.

“Este debate parte de la aceptación o rechazo de una premisa: lo que el Polo ha avanzado lo ha logrado fundamentalmente porque hizo algo que no pudo hacer la izquierda antes: logró que el país tuviera una percepción, una imagen de esta gran corriente, como una fuerza que no tiene que ver con la lucha armada, que deslindó campos con la lucha armada y que no practica la “combinación de todas las formas de lucha”.

“Para quienes la aceptan no es permisible desdibujar con actitudes o posiciones no suficientemente claras sobre el punto la imagen del Polo ante la opinión pública; para quienes no la aceptan este es un punto 'superado', ya resuelto en el Ideario de Unidad, que por lo tanto no es preciso repetir a cada paso, frente a cada suceso.

“Sobre este tipo de situaciones el POLO debe ser contundente y evitar lo sucedido con hechos anteriores donde no se llamó con nombre propio a los responsables de los hechos, sino que se fue ambiguo como sucedió con no señalar la responsabilidad de las Farc en la muerte de los diputados; y que el Polo no podía dejar de expresar su repudio al secuestro, pues era ineludible reafirmar frente al país nuestra condena a la política de pretender cambiar a Colombia empleando el secuestro como un instrumento de lucha.

“En torno a la discusión sobre el delito político, Carlos Gaviria declaró en entrevista a los medios que el delito político se diferencia del delito común en que el primero tiene una motivación altruista y el segundo no. Una definición académica del asunto que en términos generales pertenece a la teoría penal democrática, en el contexto del debate a que nos estamos refiriendo, no basta para aclarar como se debe la posición del Polo frente al camino de las armas para conquistar el poder.

“Por eso, Luis Eduardo Garzón afirmó después que la violencia no puede justificarse ni siquiera académicamente. Que la mera definición académica general no bastaba, y peor aún, que podía ser aprovechada políticamente contra el Polo como quedó claro poco después.”3

Nuestro retraso político con respecto a los vecinos latinoamericanos se presenta porque Colombia es el único país de América Latina donde hay una guerra interna como la que seguimos soportando.

Nos tocó actuar en un país donde, como consecuencia de todo lo generado por la guerra interna, existe hoy una repulsa más fuerte que en casi ninguna otra parte al cambio, que dificultan un camino positivo para tramitar una agenda de reformas democráticas, y mucho más si se tratara de cambios estructurales de la sociedad colombiana.

Entonces el Polo tiene que decidir si es cierto, o no, que la actividad de estas organizaciones ejerce una influencia absolutamente negativa y contraproducente en la conciencia pública, en la conciencia de las masas; y si es conveniente, o no, deslindar campos de manera categórica, abierta e inequívoca con la lucha armada.
No basta con que el asunto se haya planteado en un Ideario de Unidad que, por lo demás, no es del conocimiento del gran público, sino de los cuadros del Polo. Texto que si no se llena de contenido, de acuerdo con las realidades locales y regionales, no pasará de ser titulares de prensa y saludos a la bandera.

La exigencia cotidiana que reclama el asumir el deslinde con la lucha armada y sus peores secuelas, como el secuestro, hay que reafirmarla, cada vez que sea necesario y frente a cada acontecimiento.

No es una novedad la conclusión de que la lucha armada ha gravitado negativamente sobre las posibilidades de avance del proceso político colombiano. Aunque no se trate de una verdad nueva, por ningún motivo, el Polo puede darse el lujo de olvidarla.

Quien la planteara antes que nadie en Colombia fue Francisco Mosquera, y por ello debemos de apoyar de manera resuelta a quienes, como Garzón, como Petro, como Marcelo, entre otros, que han tenido el valor de levantar su voz sin tapujos. No entendemos por qué hay voces dentro del POLO que quieren callar y expulsar a estos compañeros.


3. Unidad del partido y política de alianzas.

Antes del abordaje de los contenidos sobre política de alianzas, hacemos la siguiente claridad: el POLO es un partido de afiliadas y afiliados y que al disponer la existencia de tendencias no está configurando un frente político, ni es el espacio para que grupos acumulen fuerzas a costas del POLO, sin reconocerlo como la fuerza política central.

El POLO no es un trampolín, el POLO es el partido para construir la unidad política y no debe ser manoseado por las mezquindades de la unidad de acción.

Para este punto de debate, es necesario apreciar una serie de datos que arrojan los resultados electorales de 2007 y que nos brindan elementos claves para tomar decisiones.

“Los resultados del 28 de octubre hicieron patente que existe una muy amplia franja de colombianos que no marcharon ni bajo las siglas del uribismo ni bajo las banderas de la oposición.

Un candidato del Polo, Samuel Moreno, fue elegido a la alcaldía más importante del país, resultado que otorgó al Polo su mayor victoria a nivel nacional y que constituyó el acontecimiento político de más peso en las elecciones de octubre del 2007. Se consolidó al POLO como la primera fuerza de oposición del país, resultado en el cual el voto de opinión aporto un porcentaje sustancial.

El potencial electoral sumado de todas las ciudades mencionadas donde el gobierno perdió o volvió a perder las alcaldías asciende a 7’587.900 electores, nada menos que el 27.5% del actual censo nacional electoral (27.6 millones), es decir, prácticamente un tercio del electorado colombiano, en el cual se incluye la capital de la república.

Debe agregarse que en Cundinamarca, Atlántico, Santander, Cesar y Nariño, los candidatos del uribismo a las gobernaciones fueron derrotados sin paliativos, en tanto que los liberales antiuribistas, el Polo y sectores independientes lograron sonados triunfos.

Antioquia arroja resultados que afianzan el proyecto uribista.

El Polo avanzó principalmente en Bogotá, Nariño y Cali, gracias a las respectivas administraciones distrital y departamentales del Polo. Aunque en una escala menor, también se registró importantes avances en el conjunto del país. Consolidó su carácter de fuerza política más definidamente urbana de Colombia; su electorado se localiza en un 65% en las 32 capitales del país.

El POLO ascendió de 14 diputados elegidos en el 2003 a 22 en el 2007 (8 de ellos por la tendencia de Jorge Guevara), eligió concejales en treinta capitales de departamento, subiendo su numero total de 363 a 380 en el país, y eligió 20 alcaldes -retrocediendo de 28 anteriormente elegidos – y solo un gobernador.

Para Asambleas, de un total de 13.1 millones de votantes, más de 3.9 millones, el 30.1%, lo hicieron también por partidos y movimientos diferentes a los tres grandes agrupamientos de la política nacional. Casi el 10% de los alcaldes del país y seis gobernadores de 33, casi la quinta parte de ese total de mandatarios, fueron igualmente elegidos por sectores no alineados ni con el uribismo ni con la oposición.

Las fuerzas democráticas y de oposición avanzaron considerablemente en estas elecciones pero aún no reúnen la fuerza suficiente para derrotar la actual fuerza del uribismo.

Si a la votación del Polo para concejos, cercana al millón de sufragios, le agregáramos la votación de un poco más del millón de votos de la otra mitad del liberalismo para las mismas corporaciones –dando por sentado que esta porción ha asumido actitudes contra el gobierno- podrían contabilizársele a la oposición 2.247.376 votos, una fracción de la votación total de concejos cercana al 15%. Es decir, que en el mejor de los casos la relación de fuerzas entre la oposición y el gobierno es de 1 a 3. Porque si la relación se estableciera sólo entre el Polo y el gobierno, sería todavía mucho menos favorable.

En efecto: el Polo obtuvo el 6.2% del total nacional de votos para concejo, el 6.4% del total para Asambleas, el 8.9% de la votación nacional de alcaldes y el 5.1 % de la de gobernadores. Con tales guarismos difícilmente podría aventurarse la tesis de que el Polo está listo para ganar solo la presidencia en el 2010.
Lo cual arroja una conclusión general de fondo para el Polo: es absolutamente necesaria no sólo una política general de alianzas muy amplia, en primer lugar con el liberalismo, pero también dirigida a ganar o a pactar acuerdos con el grueso de los sectores no uribistas que no marcharon a estas elecciones bajo las banderas de la oposición.

Si el Polo ha de ganar la presidencia en el 2010, ello tendrá lugar, ineludiblemente, bajo las banderas de una muy ancha coalición.

La manzana de la discordia reside en la amplitud o estrechez de esta política, en si lo que conviene al Polo, sobre ciertas bases definibles, es una política de alianzas con muy amplios sectores o sólo con los de izquierda.

No cabe duda de que los resultados electorales del 28 de octubre y principalmente los de Bogotá, ponen al Polo en el horizonte de millones de colombianos, con mayor fuerza que en todo el proceso antecedente, como una verdadera opción de gobierno.

Tal reconocimiento expresa el fortalecimiento de la tendencia objetivamente existente en la sociedad colombiana, pero que dicha tendencia pueda cristalizar en la conquista de un nuevo gobierno que comience un período de transición hacia una nueva etapa depende, no obstante, de que cuaje efectivamente una conjunción de factores.

Tal conjunción se constituye como condición indispensable para lograr un vuelco favorable de la correlación general de fuerzas del país, determinante para el triunfo electoral en las presidenciales que deberán efectuarse próximamente.

Entre dichos factores, uno de los más importantes consiste en que culmine con éxito el proceso de desmacartización de la izquierda entre amplísimos sectores sociales, de modo que pueda influir sin las viejas cortapisas a la mayoría de colombianos, lo que dependerá, a su vez, de los siguientes resultados:

1) que en el Polo se pueda clarificar el deslinde completo con la insurgencia armada y en particular con la llamada “combinación de todas las formas de lucha”
2) que el POLO adopte una muy amplia política de alianzas que facilite la formación de la ancha coalición que se requiere para ganar las presidenciales del 2010.
3) Para el caso de Antioquia la presentación de la iniciativa de conformación de una alianza social y política que articule todos los sectores de izquierda. democráticos y progresistas, porque no todos están en el POLO y se gire alrededor de una agenda de reformas democrática para la región que fructifique un proyecto político regional.

La cuestión es si las alianzas dependen de que los aliados tengan prácticamente la misma posición del Polo frente a Uribe (“sin ambigüedades”) o depende de los distintos tipos y grados de contradicción existentes entre los diversos bandos de fuerzas y aún en el seno mismo de dichos bandos. ¿Qué indica esto?
Que la política colombiana es un conjunto de contradicciones, unas más antagónicas que otras, pero respecto a cada una de las cuales nadie puede negarse de antemano a una acción política conjunta.

La ciencia de la política consiste en establecer estas contradicciones en concreto y el arte de la misma en actuar para aprovechar todas las contradicciones que resulten aprovechables.

En el fondo, toda política de alianzas es una necesidad dictada por la correlación general de fuerzas. En este sentido ¿qué revelaron los resultados electorales del 28 de octubre? Que no hay suficiente fuerza todavía; que se requiere una amplia política de alianzas para reunir esa fuerza que puede generar la victoria. Que Garzón tiene razón al plantear que se necesita una coalición que incluya incluso sectores del establecimiento para vencer en el 2010.

Nosotros no vamos a las elecciones para hacernos contar, nosotros vamos a las elecciones para ser gobierno.

Son precisamente estos asuntos de cuya definición depende la suerte del Polo los que han dado lugar a debates, tanto internos del PDA, como externos entre la opinión pública, pero que en el caso de Antioquia deben asumirse en profundidad.

4. Ser oposición o ser gobierno.

La esencia de la política es gobernar.

Descifrar un camino viable y posible para Antioquia, pasa no sólo por sacar a la región del marasmo de la violencia política, sino de dar solución a conflictos sociales que han afectado y afectan seriamente la supervivencia del departamento.

Pero de igual manera se hace necesario valorar de manera crítica cuál es el momento político por el que atravesamos. Necesitamos disponer de las iniciativas que faciliten ahondar los logros y atacar las dificultades que impiden beneficiar toda la población y garantizar un proceso gubernamental que materialice un proyecto político en perspectiva de una Antioquia profundamente democrática e incluyente.

En desarrollo de ese proceso y otros factores externos a la región y el país, ha venido incubándose un factor de desarrollo vital para encarnar las posibilidades de un proyecto político nuevo.

Nos referimos a la emergencia de una serie de sujetos políticos, sociales, cívicos, grupos de presión, que han impulsado procesos de apertura y participación ciudadana, procesos de constitución de movimientos políticos o movimientos sociales independientes, que debe facilitarse su constitución y función política mediante coaliciones políticas y sociales, más allá del ejercicio del constituyente primario residual.

El participacionismo por sí sólo no garantiza la sostenibilidad democrática de cualquier proyecto político, por bien intencionado que sea. Hoy es necesario valorar los efectos e impactos que ha generado la reforma política, sus grados de politización, constituyendo una fuente de fuerzas organizadas más claramente delimitadas, que exigen ser tenidas en cuenta en los procesos de dialogo y negociación política por un bloque regional, y hacerlas socias en la construcción del proyecto político democrático.

Es necesario precisar que este nuevo proyecto político democrático por Antioquia es una propuesta que va más allá del periodo gubernamental y plantea un nuevo espacio de negociación política.

A su vez, exige la convergencia y concurrencia de diversos actores sociales y políticos, que han sobrevivido a las más adversas condiciones, han resistido el fragor de la guerra en la región, y subsisten porque su esencia orgánica está inscrita en la democracia y no en el ejercicio de la violencia. Por tanto: la formulación y negociación de un proyecto político, exige su competencia y concurrencia.

La definición de dicho proyecto para la región, que no es parte de las discusiones o titulares de la política formal que aparece en los medios, es aquel que logra discutir, debatir, analizar, elaborar hipótesis y propuestas para enfrentar y confrontar, la política que se oculta referida a los siguientes aspectos:

· Al conflicto social y político.
· A la violencia como mecanismo de construcción social y política;
· Al narcotráfico como forma predominante de acumulación;
· A la desindustrialización y al modelo de desarrollo extractivo y depredador que pauperiza las subregiones;
· Al paramilitarismo como mecanismo extra legal de mantenimiento de la hegemonía;
· Al parasitismo del capital rentista
· Al copamiento delincuencial de las instituciones republicanas
· A la defensa de la propiedad estatal de sectores estratégicos de la economía;
· Al desmonte paulatino del sector agropecuario y la soberanía alimentaria;
· A las implicaciones sociales y políticas de la corrupción pública y privada;
· Al poder del capital financiero que no es agente del desarrollo;
· A los agentes premodernos de poder presentes en las subregiones;
· Al papel de los partidos políticos en la construcción de sociedades democráticas;
· A la concentración de la tierra en manos mafiosas;
· Al carácter y valor del trabajo en la generación de riqueza;
· A los grupos guerrilleros
· A las desigualdades subregionales, entre otras problemáticas.
Las posibilidades que brinda un análisis estructural de la sociedad antioqueña, es el que permite, sin negar los alcances que abren otro tipo de análisis, los ejes para orientar la discusión que fundamenta la elaboración de ese proyecto político, que convoque en su construcción, a todas las fuerzas sociales y políticas que se diferencian por su vocación democrática, de las fuerzas que han usufructuado su poder desde el ejercicio de la violencia y son actores directos en la guerra colombiana.

En este análisis, aparece un elemento que es vital para delinear dicha pretensión política. Tiene que ver con que la iniciativa que pretenda enarbolar la representación de un nuevo proyecto político para la región, debe articularse y construirse con todas aquellas fuerzas que son realmente democráticas y progresistas; con aquellos partidos que más allá de cuanto han manejado la cosa pública y están claramente diferenciados de cualquier proyecto autoritario; con todas las organizaciones sociales que han emergido de diversos procesos locales y subregionales de gobernabilidad democrática; con todos los movimientos sociales que disponen de unas agendas de movilización y reivindicación de derechos. Tales características son indispensables para constituir el sujeto que materializa el proyecto.

Es preciso aclarar, que si bien la reforma política puso a la delantera a los partidos políticos y facilita la reconstrucción de su real papel en la política, el gobierno y el poder, también es preciso resaltar el proceso de realinderamiento de las organizaciones sociales y los movimientos sociales vía la identificación con los proyectos políticos que encarnan los partidos.

Sin embargo cada una de esas organizaciones comporta unos niveles de autonomía evidentes, que es necesario valorar para no incurrir en pérdida de autonomía y facilitar la vitalidad de sus agendas sociopolíticas y de movilización, para que sean actores dinamizadores y sujetos del proyecto político.

La definición y construcción de pactos de este proyecto político, debe repensar la relación Estado – sociedad civil, no solamente como un asunto de la agenda política, sino como uno de los fundamentos de restablecimiento de la hegemonía moral que ha perdido el sector que ligó capital-narcotráfico-paramilitarismo para mantener la hegemonía política.

Las consecuencias de la parapolítica y las implicaciones de la verdad y la vigencia de los derechos humanos en la región, es bastión clave para fundar los criterios sobre los cuales se restablece la hegemonía moral en Antioquia.

Por ende, estamos en un escenario de parapolítica donde, más bien del destape de lo que sabíamos, de la búsqueda de minimización de los impactos de dicho escándalo en los negocios y el mercado y el qué dirán internacional, es fundamental la identificación de las fuerzas que se diferencian de tal proyecto político violento y delincuencial.

Con estas fuerzas se facilitan los espacios de debate y negociación política para delinear las fronteras que diferencian un proyecto político democrático de región, basado en un modelo de desarrollo pactado con las fuerzas motrices en todos los renglones de la economía y contrapuesto a uno mafioso, autoritario y primitivo de imposible sostenibilidad, amparado en el desarrollo forzado e impuesto por el terror.
Es complejo identificar todos los actores del desarrollo forzado. Pero en el escenario actual, es claramente identificable quien comporta un proyecto u otro.

El proyecto político democrático que hoy reclama Antioquia, involucra y tiene por fuerza de los acontecimientos que incluir, una agenda social claramente construida por los actores sociales y políticos locales; una apertura política que garantice a los actores de base, espacios de decisión real en el modelo de desarrollo; toda una serie de prácticas democráticas que fundamente el ejercicio gubernativo.

No puede practicarse una estrategia de gobernabilidad para amainar el conflicto, la estrategia sobre la que debe conducirse el proyecto político democrático para la región, es la transformación del conflicto y la real superación de la pobreza fruto del trabajo colectivo. Tal dinámica sobrepasa las lógicas tradicionales gubernamentales basadas en una lucha muy solitaria de un gobernador y un equipo pequeño de colaboradores, con resultados marginales. Se trata en suma, de un ejercicio basado en el accionar colectivo de sujetos regionales, subregionales y locales portadores y dueños del proyecto político mismo.

Tal contexto exige al bloque democrático y progresista de Antioquia mucha creación política; espacios de concertación y negociación política de carácter no instrumental; de ruptura de ciertas fórmulas tradicionales de hacer política, pues si no se rompe esa inercia, sus consecuencias van a ser aprovechadas por las coaliciones del bloque uribista, tal como se evidenció en el proceso electoral.

A las fuerzas democráticas y progresistas de Antioquia se le plantea un escenario difícil, un escenario en el que las diversas fuerzas deben superar las negociaciones que no sobrepasan lo estrictamente electoral y burocrático. En suma un camino que reclama apertura de voluntades para identificar el proyecto político que establece una agenda social transformadora basada en un nuevo modelo de desarrollo, materializando el estado social y democrático de derecho en la región antioqueña.

En el orden de ideas, es perentorio el diálogo y negociación de un nuevo bloque político que construya y fundamente de cara a todo el pueblo antioqueño, un proyecto político que posibilite una Antioquia democrática y solidaria, contrapuesto al autoritario y antidemocrático que empieza a tener en las cárceles sus más insignes figuras.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
"La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación"
CORPORACIÓN REGIÓN. Comunicado a la opinión pública. Enero de 2008.
PTC. Informe sobre el proceso electoral de octubre de 2007.
Reflexiones políticas de Gustavo Petro.
Textos sobre proyecto político regional. Hernando Loaiza Bastidas.

Suscriben esta ponencia:

Juan Fernando Rojas Hernando Loaiza Eliseo Arango
Gabriel García Mauricio Zapata Rodrigo Trujillo
Marta Peña Alfredo Aguirre Nicolás Alcides Palacio