Seminario de la dirección departamental del Polo Antioquia
Medellín, 12 y 13 de febrero del 2008
Ponencia de la Tendencia Socialista
Polo Al Sur
Tema
Unidad, política de alianzas, relación oposición - gobierno
1. ¿En qué mundo vivimos?
Las ideas dominantes son las ideas de las clases dominantes. Carlos Marx
El momento actual de profunda crisis mundial está dominado por la pobreza, la guerra y exterminio de comunidades enteras, y por la exclusión social y cultural en que viven millones bajo el imperante capitalismo global. A pesar de ésta bárbara realidad, están dadas las condiciones para una vida digna y bienestar social y cultural para toda la humanidad partiendo de que existen los medios, recursos y herramientas brindados por la revolución tecnológica y genética, y los avances médico-científicos. Sin embargo, dichos avances y conquistas de la humanidad en lugar de servirle para su bienestar, están siendo apropiados y utilizados sólo por una minoría.
La riqueza producida diariamente producto del trabajo de millares de manos y cerebros, no solo está injustamente distribuida, sino que el modelo político y económico neoliberal sobre el que se basa la sociedad global sigue imponiéndose como única alternativa a los pueblos. El resultado de esta aberrante desigualdad y de la abominable distribución del producto y riqueza mundial es la tragedia que millares de seres sufren como las hambrunas, destierro y desplazamiento, desempleo masivo, invasiones y guerras (Irak, Afganistán, Palestina, Líbano, Chechenia, Cachemira, Nepal, RD Congo, Uganda, Sudán, Colombia, etc.).
Lo anterior se agrava aún más por la piratería global desatada a partir de la recesión interna y los niveles de consumo del crudo de la industria estadounidense, que han convertido esta nación en la primera potencia imperialista dispuesta a someter y apropiarse de recursos naturales estratégicos como el petróleo, gas, fuentes de materias primas y mercados para sus productos. Sin duda son la principal amenaza para la paz del mundo. Por ello al sistema mundo capitalista y las nefastas consecuencias que produce en la sociedad global, a su incapacidad de dar soluciones a los problemas sustantivos como la guerra, las hambrunas y la inmensa injusticia, no tenemos otra alternativa que confrontarlo bajo el imperativo ético y político de crear un modelo de vida radicalmente diferente.
Pero no hay mal que dure cien años, ni pueblos que lo resistan. La situación del gobierno conservador de George Bush, tras los fracasos de sus aventuras expansionistas en Irak, el Medio Oriente y Asia lo tienen desgastado y acorralado por la resistencia de los pueblos a la invasión y expropiación de sus recursos naturales. A lo anterior se suma el desbarajuste de su política social y económica interna, lo cual ha creado una situación tal que tienen a la primera potencia imperialista a las puertas de una recesión económica.
Este conjunto de cosas llevarán, según pronósticos electorales, a la pérdida de del poder de los Republicanos y la llegada a la Casa Blanca de los Demócratas. Ante este temor, el presidente de los Estados Unidos quiere jugar con respecto a Colombia una de las últimas cartas que le queda a su gobierno de halcones y guerra infinita contra el terrorismo: condicionar la aprobación del TLC con Colombia a la política de Seguridad Nacional, enviándolo apresuradamente a la Cámara de mayoría Demócrata para que lo aprueben, a sabiendas que este partido se opone a dicho tratado, a discutirlo en medio de las elecciones y ha sido crítica de las permanentes violaciones a los derechos humanos y asesinatos de sindicalistas que se siguen cometiendo en el país.
Ante este complejo panorama, los socialistas desde el Polo al Sur no vemos otra respuesta al estado decadente, destructor y excluyente del capitalismo que oponer una visión del mundo coherente y humanista como la que nos proporciona el socialismo. Porque el capitalismo en modo alguno resolvió ni resolverá los problemas fundamentales de la humanidad.
2. En medio de este panorama, ¿cómo le está yendo a Colombia?
Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad. Simón Bolívar, Guayaquil, 1829
La sociedad colombiana es parte del drama que vive la sociedad global. Hoy, después de décadas de lucha de clases, guerras civiles y conflicto es válido preguntamos: ¿existen las condiciones para avanzar hacia un proyecto alternativo de poder al que ha ejercido por más de 150 años la oligarquía colombiana? Por supuesto la respuesta es un no rotundo debido al estado de parálisis e inercia del movimiento político de izquierda y del Polo. Aquí lo determinante es la hegemonía política, cultural y del poder que está ejerciendo la oligarquía y el imperialismo, como decimos arriba. Están claramente a la ofensiva. Y para romper dicha hegemonía y retomar la iniciativa hay que buscar alianzas, un bloque de fuerzas y personalidades democráticas que compartan la propuesta del Polo.
Esta situación nos lleva a plantear un viejo debate. Si bien el Polo es un programa, un ideario y unos estatutos para la reforma democrática de la sociedad, no obstante, nos parece válido instalar de nuevo la discusión política e ideológica a partir de la relación que existe entre el sujeto revolucionario y el democrático. Con el sujeto democrático sabemos que avanzaremos hasta la reforma de la sociedad, de darse las condiciones. Iremos, como dice el Ideario, hasta el Estado Social de Derecho. Es decir consideramos que las alianzas del partido se deben hacer con el elemento democrático del conjunto de la sociedad. Pero el sujeto revolucionario debe, además, jalonar e incidir en el Polo, sus organizaciones y sus bases para ir más allá del tipo de sociedad y modelo de vida a que invita el elemento democrático y la burguesía. Tenemos es que ponernos al frente de la movilización y acción política quienes pensamos que éste no debe ser únicamente un partido parlamentarista, siempre atado a la coyuntura electoral, porque pensamos que esta manera viciada de entender la lucha política lo ha llevado a la inercia y pérdida de iniciativa. Por eso nos planteamos adelantar acuerdos internos, coaliciones, consensos y unidad de acción que cohesionen y unifiquen al sujeto revolucionario buscando influenciar ideológica y políticamente en la militancia y ganarla para profundizar aún más la crisis y no a seguir sosteniendo por complacencia o parálisis política este régimen.
3. ¿Cuál es entonces la consigna? Que se vayan todos…los responsables de la hecatombe política
No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados…¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes. José Martí, Nuestra América
La consigna política que proponemos es: Que se vayan todos. El momento no es para vacilaciones ni ambigüedades, nos llama a encabezar un movimiento para Que se vayan todos, como lo hicieron los pueblos de Bolivia, Ecuador y Argentina recientemente. Para que fortalezcamos los lazos de unidad política con gobiernos demócratas y de izquierda latinoamericanos y hagamos parte de la corriente popular que en el continente avanza hacia mayor independencia, mayor soberanía y mayor resistencia al imperialismo.
Porque si bien el Polo no es un partido revolucionario sino democrático donde converge la izquierda democrática, según los Estatutos y el Ideario, consideramos que estas herramientas políticas son transitorias y obedecen a un acuerdo y diagnóstico de un momento anterior que ha cambiado vertiginosamente desde que fueron suscritas por el primer Congreso del Polo en el 2.006. Tampoco estamos a las puertas de una insurrección o crisis revolucionaria. Por eso pensamos que el Ideario de Unidad y los Estatutos aunque siguen siendo la brújula con que nos guiamos, no pueden ser las únicas herramientas para la acción política pues ello implicaría aceptar pasmosamente la crisis y la parálisis que estamos viviendo.
De allí que el imperativo del momento sea aplicar una táctica hacia la acción y movilización de masas que contribuya a profundizar la crisis hasta ponernos al frente de una coyuntura donde llevemos al Polo a recuperar de nuevo la iniciativa política y abandonemos el puesto de cola en que nos ha puesto la crisis interna que vivimos. Plantearnos llevar a cabo un plan de acción donde nuestras consignas y banderas las convirtamos en movimiento político para la acción de masas. Propuestas como el Acuerdo Humanitario, el Intercambio, la solución política negociada del conflicto, la demanda de justicia, verdad y reparación, rechazo al TLC, etc.
El momento de hundimiento y catástrofe no es para salir a sostener el régimen sino llamar al cierre del Congreso, renunciando primero a los cargos que allí tenemos, provocando mayor ingobernabilidad, ayudando a precipitar la caída del régimen y Estado mafioso. Nos compete sin dilaciones, proponer un gobierno de representación nacional, popular y transitorio, a través de una nueva Asamblea Constituyente. Considerar que el momento es principalmente para la protesta y lucha en la calle, el sindicato, la universidad, por un movimiento ciudadano por la dignidad. Nada ni nadie garantiza que el gobierno de Álvaro Uribe termine su mandato. Es por eso que como partido debemos trabajar por buscar alianzas con otras fuerzas para asumir el vacío de poder que se ha surgido.
El barco construido a base de imagen, popularidad y seguridad militar en el que viaja éste régimen navega sobre un océano indescifrable. La superficie del mar raras veces deja ver la profundidad de las corrientes de inconformidad que en cualquier momento desata el malestar popular. El tsunami que hay contenido en la inconformidad de un pueblo que nunca habita la superficie de la mentira y la manipulación es imperceptible; y ayudará a desatarlo quien sea capaz de iniciar un movimiento telúrico. Ese tsunami popular hará naufragar el barco apacible en que navega la oligarquía. A la izquierda colombiana le corresponde no precisamente la tarea de salvar ese barco a la deriva, sin rumbo, impune y criminal.
Definitivamente no podemos como Polo seguir paralizados y a la expectativa de lo que hagan los demás haciéndole creer a la gente que hay algo por salvar fuera de las sillas que ocupan nuestros senadores de un parlamento descompuesto y cuya mayoría se alió a criminales para obtener votos. Ni que jugamos a una oposición pretendiendo que hay algo por salvar en este país. ¿Si estamos seguros que los votos que eligieron a los congresistas son lo mismos que eligieron al presidente, entonces qué es lo que hay qué hacer? Nadie en este país duda que la mayoría de parlamentarios sean autores intelectuales y colaboradores de asesinatos masivos con motosierra, decapitaciones, desapariciones, expropiación de tierras y desplazamientos de millones de campesinos, sindicalistas, estudiantes, profesores, etc. Hay que acabar de ayudar a dar muerte política a un viejo paciente que agoniza de un cáncer enquistado en los órganos vitales de la sociedad, no hay que acudir con tratamientos de quimioterapia para salvar lo insalvable.
4. ¿Oposición o gobierno? El caso de Antioquia.
El resultado de las pasadas elecciones locales, reconozcámoslo, fue pobre. Tanto departamental como nacional. El Polo ganó 20 alcaldías y la mayor de todas, Bogotá (915.000 de votos), 22 diputados, 30 concejales en las principales ciudades capitales y unas decenas de ediles, JAL, en todo el territorio.
Quedó demostrado que la propaganda negra consistente en las amenazas y señalamientos que se nos hace de ser aliados, cómplices o de tener contactos clandestinos con la guerrilla es un arma artera de combate de la burguesía.
Así mismo sigue vigente la presencia del histórico clientelismo y la maquinaria de viejos y nuevos partidos al servicio de la clase en el poder y parapolíticos.
Las alianzas y acuerdos que se hicieron tanto para fórmulas internas del partido, Concejo-Asamblea-JAL como con otras fuerzas estuvieron signadas, en algunos casos, de contradicciones que generaron confusión, además de violar el criterio acordado por todo el partido desde el congreso de que no se iban a suscribir acuerdos de ningún tipo con el uribismo y los partidos o movimientos afines.
Hay muchas críticas a las alianzas, desde las candidaturas al Concejo, las JAL y la Asamblea. Hubo casos de compañeros del Polo, que se aliaron e hicieron campaña abiertamente por Alonso Salazar, actual alcalde de Medellín, quien hereda la política de seguridad democrática de Alvaro Uribe.
¿Entonces qué hacer con los gobiernos locales, alcaldía y gobernación?
El continúo desprestigio y deslegitimación del sistema político y el régimen en Colombia también afecta el poder en las regiones. Particularmente, el actual gobernador Luis Alfredo Ramos, quien llegó al cargo con más de 700.000 votos que sabemos a qué fuerzas e intereses parapolíticos están ligados, no creemos que aguante el período, pues todo depende del desarrollo y profundización de la crisis en que estamos. Además, la Fiscalía conoce el caso de la denuncia que han hecho paramilitares desmovilizados contra el gobernador.
Siendo consecuentes como Polo y como tendencia de izquierda socialista, tenemos que llamar a hacer una oposición directa a través de la movilización y la denuncia. Que un llamado a nuevas elecciones incluya la gobernación de Antioquia, en manos de un individuo denunciado por parapolítica. Por eso pensamos que la consigna Que se vayan todos, es válida para el departamento también.
Así tengamos un concejal y un diputado en los órganos de representación, no implica que nos tengamos que aferrar a un barco que naufraga. Por el contrario, hay que convertir esa escenario en trinchera de denuncia, de confrontación ideológica y política no importa que eso nos lleve consecuentemente a renunciar a dichos cargos mañana.
Aunque el caso de la alcaldía merece un análisis particular, para nosotros no es un secreto que Alonso Salazar es el continuador no sólo de las políticas de Sergio Fajardo, el acalde de la imagen, de hacer de Medellín la ciudad de los grandes eventos de moda, vitrina de negocios, grandes obras y bibliotecas y parques públicos que poco se ha evaluado su función; sino un continuador de la política de Seguridad Democrática de Uribe. Que ha sido un apoyo a la represión primero, Operación Orión en el 2003, y al maquillaje y acuerdo con los paramilitares después para mantener en la medida de lo posible el control de la ciudad bajo dicha estrategia de represión y Seguridad Democrática.
Sobre la alcaldía la tarea es hacer que las discusiones sobre las políticas públicas y participación ciudadana que están en el plan de desarrollo, como el Presupuesto Participativo, Consejos Comunales, etc., adquieran un contenido de participación y decisión directa de la comunidad, que sirvan igualmente de proceso de formación pedagógico y político de lo que es un Plan de Desarrollo, el Presupuesto, cómo se decide, se orienta, se ejecuta y se controla. Que no nos vengan ahora a decir estos mecanismos de participación los creó la alcaldía, así hoy esté abanderada de estos procesos de participación. Esto es importante señalarlo.
Tema
La coyuntura nacional y regional
En Colombia la actual coyuntura social, política y económica esta determinada por tres ejes: la crisis del modelo económico, la crisis de legitimidad del poder y las instituciones como el Congreso, la Presidencia, etc, y la ofensiva de la política de guerra del gobierno de AUV contra las FARC.
Acerca de cada uno de estos ejes haremos un análisis para ver sus alcances y plantear propuesta o iniciativas del PDA como un actor fundamental en el país y en la perspectiva de acumular fuerzas hacia la gobernabilidad. Lo anterior debe ser analizado también en la dimensión regional (Antioquia) y municipal (Medellín) ya que son escenarios en donde el PDA es un actor poco relevante a nivel político y social.
La crisis del modelo económico implementado por los últimos gobiernos desde la década del 90 sigue haciendo estragos y ahora por efectos de la crisis de la economía norteamericana es más significativa, amen de lo que ha sido el ejemplo del desplome en los países del Cono Sur como Argentina. El modelo impulsado por estos gobiernos neoliberales está dirigido a garantizar la inversión mundial-léase poderosos capitalista foráneos- impulsar y apoyar las exportaciones de grandes empresarios nacionales que buscan mercados externos debido a que la política económica va orientada hacia donde las márgenes de ganancias son mayores.
La búsqueda afanosa del acuerdo del TLC con EE.UU. por parte del gobierno de AUV esta fundamentado en el modelo económico y de no producirse en los próximos días la firma del tratado será una estocada a su continuidad. Una de las firmas contratadas por Colombia para realizar cabildeo está dirigida por el mismo personaje que ha orientado las campañas políticas de los Clinton, el señor Mark J. Penn. El mismo que acaba de renunciar a la campaña presidencial de Hillary, después que el periódico The Wall Street Journal descubrió una reunión suya con la embajadora de Colombia Carolina Barco. Son empresas que no hacen política, hacen dólares. (Rafael Rincón) De otra parte la posibilidad del referendo revocatorio de las reforma a las transferencia de la Constitución del 91 propuesta por el POLO, Partido Liberal y FECODE que ya está en estudio en la Registraduría Nacional con el aval de 1.650.000.000 de firmas, ponen en aprietos al gobierno.
“Ahora, ante el panorama de ganar la decisión colectiva frente a la recuperación del derecho efectivo a la educación y a la salud, el gobierno ha comenzado a enviar mensajes en contra del referendo sólo que ahora su discurso evidencia que la reforma aprobada por el congreso SI significa un recorte a las transferencias: “Lo peor para la descentralización es quebrar a la Nación. Qué ganamos con decir que transferimos no seis sino diez mil millones de pesos para aumentar el populismo y luego dejamos puras frustraciones”, afirmó Uribe en uno de sus consejos comunales. Este reconocimiento de la disminución de los recursos esta acompañado de una amenaza: de ganar con el referendo se haría una reforma tributaria, señaló en una entrevista a Caracol Radio el ministro de hacienda Oscar Iván Zuluaga: “Espero que la iniciativa no sea exitosa porque sería muy grave para la estabilidad de las finanzas públicas…“Nos llevaría a una situación muy delicada porque tendríamos que volver a la fórmula del 91. Eso tendría un gran impacto no solo en la disponibilidad de inversión del gobierno nacional sino que seguramente nos llevaría a la discusión de nuevos impuestos"
No es necedad seguirse preguntando por qué la falta de prioridades en la asignación del gasto público que realiza el Gobierno Central, así como la ausencia de austeridad y disciplina fiscal, que vienen siendo compensadas reduciendo la inversión social, restringiendo la democracia participativa, y ahora…serán castigados los bolsillos de los colombianos de darse una reforma tributaria.” Martha Yaneth Sandoval Salazar[1]
Abrir el debate en el POLO acerca de un modelo económico alternativo se pone el orden del día para que diseñemos una apuesta colectiva en todos los espacios y escenarios públicos donde participemos.
En el plano político la sociedad colombiana esta atravesada por el hecho de la ilegitimad del sistema político en su conjunto, que hoy tiene al Congreso de la República como la punta del isberg debido a las decisiones judiciales contra la parapolitica que ha conllevado a la captura y penalización de congresistas en su mayoría aliados del Presidente Uribe. Estamos pues ante un régimen que se caracteriza por el manejo elitista de los cargos públicos, con articulación a las mafias, apoyo a los paramilitares y grupos económicos empresariales.
“Nadie duda que el congreso de la República padece la peor de crisis de su historia, 26 parlamentarios detenidos en la Picota así lo ratifican. La para-política, como se le conoce popularmente a la alianza criminal entre sectores de la clase política colombiana, el narcotráfico y los paramilitares, voló en mil pedazos la legitimidad del poder legislativo. De allí que resulte más que valido preguntarse por el futuro inmediato de la célula congresional”.José Cuestas[2]
Levantar la propuesta de la revocatoria del mandato del Congreso y la apuesta de una Constituyente deben ser las consignas centrales del PDA. La coyuntura política no puede quedarse en la judicializacion de los congresistas como un problema individual y en la sola revocatoria del Mandato del Congreso ya que es necesaria articularla a la reforma política democrática, a las redefiniciones en política económica y social urgentes para favorecer a las mayorías pobres del país. El Congreso actual no tiene la legitimidad para abordar definiciones estratégicas que le den contenido social y democrático radical a transformaciones estructurales acumuladas históricamente por la hegemonía del bipartidismo desde el siglo 20 y por el uribismo en los últimos años. No podemos quedarnos el PDA en la sola defensa de la Constitución del 91 sino en avanzar hacia estrategias políticas democráticas radicales.
Para cerrar este capitulo de las tendencias nacionales de la coyuntura es preciso identificar las salidas al asunto del conflicto armado y el intercambio humanitario en Colombia.
Después de las muertes de “Raúl Reyes e Iván Ríos” de las FARC, la crisis diplomática Ecuador, Venezuela y Colombia y la noticia de la gravedad de salud de Ingrid Betancur se reavivan las movilizaciones ciudadanas, las movidas del gobierno en mantener la política de guerra y del presidente Sarkozy de Francia por intervenir directamente en la liberación de Ingrid sin lograrlo, pero el asunto central es que estamos en un agotamiento de la política de seguridad democrática. Aquí el PDA debe promover la necesidad de la salida política, el acuerdo humanitario ya y la mediación de Piedad Córdoba y el Presidente Hugo Chávez con otros facilitadores internacionales y nacionales. Lograr redefinir el curso de los acontecimientos nos dará al POLO un oxigeno para ganar opinión y fuerzas sociales para el proyecto de gobernabilidad articulado a la propuesta de Asamblea Constituyente.
Ahora bien, la situación económica, social y política en el Departamento de Antioquia está determinada por las tendencias nacionales con las particularidades que necesitan ser abordadas desde el POLO para ofrecer alternativas a las situaciones concretas regionales y como una estrategia de intervención más efectiva que llegue a los diferentes sectores sociales y ciudadanos. Un asunto hoy del orden económico es presentar una alternativa al Plan de Desarrollo propuesta por el Gobernador en el cuatrienio 2008-2011 que haga un énfasis no en los megaproyectos hidroeléctricos, sino en el desarrollo productivo de empresas que potencien el mercado regional y subregional, la solución de la pobreza, la tierra para los desplazados, vivienda digna, educación desde los primeros años, la gratuidad de la educación pública, el ejercicio de la plantación y el presupuesto participativo, la mayor presencia del Estado en las subregiones, la descentralización para fortalecer los municipios y la regiones, entre otros asuntos. También plantearnos como hacemos control político del Gobierno Departamental en la Asamblea Departamental a través del Diputado Gabriel Manrique y hacemos seguimiento a las investigaciones por parapolitica del Gobernador.
Finalmente en el plano de Medellín el POLO debe presentar iniciativas alternas al Plan de Desarrollo Municipal 2008-2011 que redefina el proyecto de ciudad de servicios, vitrina de negocios y de inversión en los hipermercados, desde una apuesta por la productividad mas allá del emprendimiento o cultura E, la inversión social con un plan de emergencia, la educación desde los primeros años y la gratuidad de la educación publica, alternativas a la movilidad y la malla vial, las apuestas cultural, científica y tecnológica, la seguridad ciudadana, y el fortalecimiento de la Plantación y Presupuesto participativo con Control Ciudadano en la Ejecución Gasto Público y la rendición de cuentas.
Tema: Carácter del partido
La configuración interna del partido
A los exámenes contesta con preguntas
Mayo del 68
1. El alba del Polo
Generalmente los procesos de conformación de estructuras políticas organizativas responden a puntos culminantes de afluencia de sujetos y sujetas de la política que han identificado principios, criterios, visiones y acciones comunes que acometer en el ámbito de la sociedad, sea por mecanismos de reclutamiento cerrados (que significa escasa movilidad social) propios de los partidos de elite, en nuestra tradición política denominados los partidos de las burguesías, en otras acepciones del régimen; sea como punto culminante de una “cresta” de movilización social y materialización del descontento en determinadas coyunturas, que reportan distintas propuestas organizativas de carácter ideológico variado, con común denominador en su carácter contestatario y democrático; sea por razones de orden filosófico y estratégico de minorías intelectuales que pretenden direccionar la sociedad en la medida de sus capacidades, lo que algunos llaman la vanguardia; sea por otras tantas razones, los partidos se configuran de acuerdo a procesos sociales que los alientan.
En el caso de nuestra región, estamos asistiendo a la recomposición de los dispositivos de acción colectiva- recordando a Charles Tilly- con que cuentan las sociedades para emprender los cambios y luchas que demandan las maltrechas condiciones con que han recibido el nuevo siglo. Producto del desgaste del modelo de desarrollo económico y social imperante en las últimas tres décadas, el neoliberalismo, las movilizaciones sociales de distinto cuño, incluyendo prácticas de protesta y visibilización que responden a semánticas contemporáneas resultado de la compleja imbricación entre el proyecto hegemónico del capital y su correlato hiperindividualizante, en conjunto de las estrategias que los proyectos de resistencia en todo el subcontinente han establecido haciendo uso de elementos tecnológicos y políticos del mismo modelo hegemónico; practicas que han permitido concitar el arraigo popular de los nuevos proyectos políticos.
Algunos de estos proyectos organizativos tienen más de 30 años, como el Frente Amplio de Uruguay, pero su culmen en el objetivo inicial de asumir los gobiernos de sus países se ha conseguido hace poco. Esta misma situación podemos observar en Brasil con el PT, en México con la victoria electoral usurpada del PDR, también en Bolivia, y el marcado ejemplo de Venezuela. Este paso significativo se puede comprender como el resultado de una cresta de movilización social producto de la serie de condiciones de deterioro social y económico que han vivido los pueblos latinoamericanos. Concretamente, el éxito de los partidos de izquierdas en nuestra región se debe analizar en el marco de los procesos de recomposición de las fuerzas sociales y su confrontación con el régimen establecido, un proceso de movilización social en ascenso.
La configuración del Polo Democrático Alternativo en nuestro país responde a otro desarrollo de esta coyuntura. Sin apelar a rodeos analíticos se puede comprender la creación del PDA como la consecuencia del debilitamiento progresivo de las organizaciones sociales y sus métodos de movilización popular, en conjunto con la crisis de la representatividad que ha golpeado los estamentos del régimen (partidos tradicionales), pero que rápidamente han devenido en nuevos agrupamientos que logran subsanar dicha crisis y recomponerse para continuar suscitando el apoyo político de la mayoría de la población colombiana, respaldados en el control de los medios de comunicación masiva y las instancias de intervención social del Estado.
Crisis que no deja evolucionar las propuestas políticas de la izquierda, izquierda que a pesar de las razones de carácter objetivo en lo que respecta a su debilitamiento y exterminio violento, no ha logrado interpretar adecuadamente la coyuntura y mantiene estrategias y dispositivos propios para otro momento histórico y táctico. La clara situación de defensiva del movimiento popular, sumada a la ofensiva manifiesta del régimen, condicionado por una correlación geopolítica desfavorable en la subregión, dispone a los distintos agrupamientos de izquierda a unificarse a pesar de las históricas divisiones que han protagonizado durante su existencia en Colombia. De una tendencia centrifuga se migra hacia las fuerzas centrípetas defensivas. Esta situación pone de plano el primer obstáculo orgánico que deviene obstáculo epistemológico: la diáspora de visiones sobre el quehacer del partido, quehacer que implica nociones claras sobre el tipo de partido que queremos.
2. El partido de la sempiterna transacción
Solo los espíritus superficiales abordan las ideas con delicadeza
Emil Michel Cioran
Atrofia del verbo
Cuando no se cuenta con mecanismos de cohesión orgánica más allá de la constitución de elementos jurídico-políticos que conforman la estructura normativa posible – no deseada- se asiste a la presencia del partido transaccional. Carácter que lo desconfigura como partido orgánico y lo constituye en frente político no amplio inconfeso. No quiere decir esto que las diferencias ideológicas se deben eludir, cercenándolas al reducirlas a la disciplina de cuerpo. Al contrario, se trata de que esas diferencias y matices se organicen sistemáticamente, tengan rumbo y trámite, y - lo de mayor importancia- desarrollo político concreto. No se pueden asumir como un debate de iniciados, donde sus desarrollos fácticos se disuelven en el maremágnum de salidas coyunturalistas que habitan una organización sin debate interno y sin democracia popular.
¿Cuáles mecanismos pueden disponerse para que estas aparentes diásporas ideológicas no impliquen la ruptura de la organización? El mismo PDA ha logrado esbozar una hoja de ruta loable y practica: el partido de tendencias. Esta figura representa preguntas abiertas en el campo metodológico y político más que certezas. Podemos contemplar dos puntos de partida claves para dar forma al debate:
· Las tendencias no son meros agrupamientos electorales ni burocráticos. Su razón de ser no radica tampoco en la capacidad de mantener un cuerpo ideológico inmutable, que presume, sin amago de dudas, la constitución de una unidad orgánica partidista a la usanza de la tradición de los partidos de vanguardia y de masas propios de la primera mitad del siglo XX. Su sentido existencial se fundamenta en el presupuesto de la capacidad de debate orgánico en medio del partido, dejando en claro la necesidad de interpretación de cada momento de desarrollo social y político de la sociedad donde opere, otorgándole distintas estrategias y criterios para lograr transformaciones más que de orden estructural – lo que la tradición marxista denomina infraestructura-, en el terreno de la hegemonía. Por ello una tendencia fluye sin problemas de criterios sólidos para el momento de su emergencia hacia unos nuevos que contribuyen a la consecución de los objetivos neurálgicos de cada coyuntura. Esto no significa que las tendencias no sean más que estrategias de acción de cuerpos teóricos y políticos conformados. Las tendencias cuentan con idearios básicos que les dan forma propia y las diferencian de otras. Por ejemplo, puede existir una tendencia comunista, otra socialista, otra troskista, entre otras, amen de alentar el debate interno y superar los obstáculos epistemológicos propios del siglo XIX y XX, que enfatizaban la capacidad de comprensión de la realidad en los postulados de la identidad por la universalidad y la división analítica por principio. Esto nos conduce al segundo punto de partida.
· Para el éxito de una estrategia organizativa implementada en el presupuesto de la existencia de tendencias se requiere contar con la erradicación del desprecio que existe en la tradición de los partidos de izquierdas por la erróneamente caracterizada democracia. Las tendencias requieren de que existan mecanismos de tramitación de diferencias que hagan énfasis en el desarrollo de la democracia interna. En Polo al sur lo denominamos la democracia radical. Sin este precepto la idea de tendencias fracasa. La democracia radical implica la idea central que si bien el partido cuenta con organizaciones históricas que han logrado perdurar las nociones de resistencia y justicia social en el país, acciones de total valor para la construcción de sociedades democráticas y equitativas, la unidad funcional, y por lo tanto la que emana primariamente las condiciones de legitimidad y poder, es el afiliado y afiliada, expresada en la acción de la ciudadanía total. La ausencia de esta categoría y de su consecuente desarrollo en nuestro partido no ha dejado más elementos de acción política que el mecanismo espurio de la transacción. Acuerdos entre direcciones de aparatos políticos del PDA no permiten que el ciudadano y ciudadana asuman el direccionamiento del PDA, ni mucho menos reconocerse en un debate amplio y constante que le arroje elementos de análisis para tomar decisiones de adscripción ideológica a las distintas tendencias que habitan el partido. Debates que mejorarían la eficacia y pertinencia de las decisiones sobre coyuntura que hoy el partido no toma por el paquidermismo, por el frente no confeso que hoy lo conforma, sufre por la ausencia de los mecanismos de resolución y consenso político con la participación activa de los afiliados y afiliadas.
3. El desarrollo orgánico del PDA
Vale preguntar cómo se puede comprender el partido hacia el futuro, en un escenario favorable donde el debilitamiento del régimen se ha logrado con el consuno de todas las fuerzas y procesos de izquierda que habitan el PDA y la movilización social, a tal grado que se ejerce el gobierno, sin correr riesgo de rupturas o divisiones en la agenda de reformas y transformaciones del régimen social establecido. Divisiones en la agenda que implican la preeminencia de las tendencias como agentes de disputa programática que hacen insalvable la unidad orgánica. Ante ello es válido recordar dos acápites de carácter orgánico que las tendencias requieren:
· La tendencia es un fin primero, no último. El partido como punto culminante de la organización política es el horizonte de la tendencia, antes de conformarse en micropartido, la tendencia está conformada por afiliados y afiliadas, y no se erige como componente de un frente político.
· Para superar la falsa dicotomía de los puntos insalvables que justifican las rupturas orgánicas, que la mayoría de veces son producto de la ausencia de canales adecuados de participación en los debates y direccionamiento de la organización de lo que se ha denominado la base más allá del mero acto electoral, es decir, de los afiliados y afiliadas. Es necesario implementar la democracia radical, que la comprendemos como el ejercicio del pleno poder de los trabajadores, ciudadanos y la sociedad. Reconoce como fundamento de la política el antagonismo y la potencia del sujeto. Replantea la reconstrucción social e histórica del poder, y hace extensivo su dimensión al mundo de la vida, el medio ambiente y la cultura. Establece una crítica radical al Estado y las formas tradicionales y autoritarias de representación. La democracia no solo es una forma de poder, sino ante todo, un sistema de vida y un modo de pensar abierto, pluralista y libre. La democracia radical busca superar la vieja separación entre el esquema de delegación y los procesos de participación y decisión colectivas, acentuando la deliberación pública. Teniendo como núcleo central la potencia de la vida social, cotidiana y cultural. Incorpora la idea de la biopolítica y de la hegemonía como horizonte de pensamiento, y reinventa la noción del poder como liberación y realización humana colectiva.
Epílogo
La histórica crisis que atraviesa la sociedad colombiana y que sin lugar a dudas afecta al Polo mismo, nos debe llevar a ampliar y abrir más la participación y la democracia interna, y cerrarle el camino al centralismo burocrático y a la concentración del poder. Es necesario hacer una evaluación más crítica del papel cumplido por el Comité Ejecutivo Nacional hasta hoy, así mismo del jugado por la Dirección nacional y las coordinadoras departamentales y municipales. Disentimos de la afirmación de la Declaración Nacional, cuando dice que el Polo tiene una gran unidad interna. Afirmamos, por el contrario, que el polo tiene una muy débil unidad interna, que nuestra realidad como partido se ciñe más a la verdad si afirmamos: seguimos juntos pero no unidos, es preferible seguir juntos que divididos.
[1] Asesora de Lobbyng, Corporación Viva la Ciudadanía
[2] Directivo Nacional del PDA